De: Valentín Ciriaco Vargas
¡La muerte impiadosa: no conoce ni de amores ni de bondades!
Inolvidable camarada David Esteban Díaz Jaquez:
Aun no logro contener mis lágrimas ni sobreponerme ante el brusco impacto que me produjo la infausta noticia sobre su muerte, la que interfirió el ritmo normal de los latidos de mi corazón.
Don Esteban:
Definitivamente, llega un momento en que las circunstancias se enredan, y comprendemos entonces que se nos va terminando el tiempo, sin dejarnos la posibilidad de luchar por la construcción de uno mismo. Así es de efímero el paso por la vida.
Lo conocí durante el transcurrir de la década del 70, hace ya mas de medio siglo, y desde entonces iniciamos una amistad imperecedera, los dos enamorados y comprometidos con el mismo ideal patriótico: construir una sociedad justa, libre, independiente y socialista.
Hoy inicia su marcha hacia el infinito, y estoy seguro que lo ha hecho con la misma firmeza, la misma capacidad y la misma entereza revolucionaria que lo caracterizó de por siempre. Esa firmeza con la que asumió desde muy joven tantos compromisos con la patria: en 1963 junto a Manolo Tavárez Justo en la lucha por el retorno a la constitucionalidad del país, tras el golpe de estado al Profesor Juan Bosch. En 1965 junto al Coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó participó en la Guerra de Abril.
Don Esteban, tras su muerte física, usted nos deja lo que la muerte jamás podrá arrebatarnos: sus esfuerzos y su lucha titánica por forjar sociedades justas y sus legados revolucionarios, expresados desde organizaciones de izquierda: miembro del Movimiento Revolucionario 1J4, miembro fundador de La Línea Roja del 1J4, fundador de la Unión Patriótica Antiimperialista (UPA), fundador del Partido de los Trabajadores Dominicanos (PTD) y de la Fuerza de Pueblo, también Diputado en el Congreso Nacional, y participó en instituciones democráticas en el país y en el exterior.
Le aseguro que la muerte no logrará separarnos jamás, continuaré la lucha por usted y por mi, por la emancipación de la clase obrera y de la humanidad en general.
Aprendí mucho de usted: la lealtad, la honestidad, la solidaridad, la decisión inquebrantable de servir al pueblo de todo corazón y sinceramente, la persistencia en la lucha revolucionaria y, sobre todo, el amor a la patria y el apego irrestricto al pensamiento MARXISTA. De nuestros diálogos interminables aprendí mucho sobre política nacional e internacional, sobre cultura, literatura, historia, geopolítica, en definitiva aprendí a ser un buen revolucionario.
Usted se ha ido, Don Esteban, y he quedado dolorido y triste. Estoy seguro que lo encontraré en cada canción de Mercedes Sosa, en cada verso de Mario Benedetti. En cada discurso de El Che, de Fidel, de Manolo, del coronel Caamaño. En cada libro, y claro está, en sus discursos.
Lo encontraré, por las calles de Ciudad Nueva las de aquel glorioso Abril de 1965, de París o de Bruselas, donde ejerció como delegado político del 14 de Junio, por todos los rincones de la patria en lucha contra el régimen represivo de Balaguer… y estaremos juntos cuando llegue el turno de los oprimidos…y de la patria ofendida.
Don Esteban, la muerte, siempre impiadosa… No conoce ni de amores ni de bondades. No se enamora, es inflexible y fría, sino fuese así, estoy seguro, que se hubiese enamorado de un ser humano COMO USTED.
Amigo y camarada Esteban Díaz Jáquez: Cuando la Patria revalúe su historia y a los personajes del pasado, allí estará su nombre escrito en un dorado exquisito,honrando su memoria y sus luchas por el engrandecimiento de la Patria y por su decidido empeño y sacrificio por tejer una sociedad generosa abierta a todas las posibilidades del porvenir.
Que su espíritu inquieto descanse en paz; pero sin jamás dejar de gravitar en la mente y en quehacer político de los hombre y mujeres que en la República Dominicana hemos decididos, al igual que usted, trillar el camino de construir una sociedad justa e inclusiva: SU SUEÑO!
Le dejo una flor de cayena roja…con un libro rojo…
Y como EL CHE….Hasta la victoria siempre…No hay marcha atrás…!!!
Finlandia, lunes 13 de junio de 2022.
