A veces hay personas que en su lucha por alcanzar un objetivo hacen grandes esfuerzos por lograr coronar esa aspiración que llevan en lo más adentro de su personalidad. ¿Pero a qué se debe que una persona que desea alcanzar una meta, a veces luche por ella y no puede obtenerla?
La respuesta a esta pregunta tiene varias vertientes para ser contestadas. La primera tiene que ver con la visión o amplitud de miras que tenga esa persona para ver, con claridad, qué es lo que quiere y cuáles son los métodos para alcanzarlo. Si no posee la claridad de tener una visión firmemente proyectada, hacia sus objetivos, los caminos a recorrer y los obstáculos que van apareciendo, en esa trayectoria, no le permitirán lograr el fin deseado, ya que sus propias limitaciones le impedirán ver cuáles son sus debilidades y fortalezas para alcanzar su meta principal, y además sus propias limitaciones no le permitirán ver, con exactitud, cuál es la dimensión de su propia imagen y simpatía en el seno de la sociedad y en el seno de su organización.
Otro aspecto a considerar es que hay muchas personas que se proponen lograr metas en sus vidas y muchas veces esas personas son limitadas en su visión y esa limitación no les permite ver la realidad social en que actúan con claridad, por eso tanto en sus propias actuaciones como en sus actuaciones frente a los demás actúan movidos por la envidia y esa actitud en vez de aconsejarles para que se esfuercen por sus propias metas o por objetivos mas acordes con su personalidad, por el contrario insisten en luchar por metas inalcanzables o luchar por metas equivocadas o divorciadas de la realidad política prevaleciente en su entorno..
Esa visión errónea de la realidad social y política, de algunas personas, se debe a lo limitada que es su visión de los hechos históricos y esa es la razón que los impulsa a actuar por alcanzar fines ajenos a sus propios objetivos, aspiraciones y conveniencias, por eso cuando una persona actúa movida por el animo de competir con fines de demostrarle a su competencia que se es capaz de alcanzar la meta de ésta o de frustrar los objetivos del oponente, entonces cuando eso ocurre se descuidan tareas propias de ese dirigente y ello, poco a poco, va contribuyendo a preparar su propia tumba política.
El otro aspecto que no permite a las personas de escasa visión alcanzar sus metas es el que tiene que ver con sus propias pequeñeces en la actuación política, ya que cree que actuando en un bajo perfil puede hacer cosas que perjudiquen a otras personas, sin que se pueda advertir de dónde proceden los eventuales daños proyectados.
La limitada visión de los acontecimientos sociales y políticos no les permiten ver a las personas de escasa visión que sus actuaciones las están llevando a cabo en el seno de la sociedad y en el seno de la organización de la cual son miembros. Pierden de vista, además, que esas instituciones, muchas veces son presididas, en su conjunto, por personas que tienen una dimensión social y política mayor que la persona que actúa en el bajo perfil y hace arreglos en los pequeños espacios de actuación en que se mueve.
El resultado de este tipo de actuación es que, poco a poco, las organizaciones van prescindiendo y dejando fuera de su dinámica a quienes por su escasa visión no se dan cuenta que ellos mismos en sus afanes de protagonismos, con sus actuaciones públicas erróneas, en el seno de la sociedad, van cavando sus propias sepulturas como dirigentes, que debieran actuar conformes a la volunta de la tendencia que ha tomado la mayoría de su organización y no en dirección a sus propias aspiraciones y caprichos personales.
Las actitudes poco visionarias de algunas personas y dirigentes en el seno de una organización política, aunque a veces luzcan inteligentes, ante los ojos de los demás, no les permite ver a esos dirigentes que la historia es un fluir de hechos y acciones sociales que tienen un carácter continuo y permanente en las vidas de las organizaciones y de los pueblos, por eso quienes se cruzan en el camino de la historia queriendo frenar o detener su marcha, pierden de vista que esta alecciona o hecha a un lado a quienes tratan de detenerla y se cruzan en su camino tratando de desviar su tendencia natural.
Por eso la actitud de las personas inteligentes es dejarles el paso libre a las fuerzas sociales y políticas que en una organización o sociedad están siendo empujadas por la voluntad de la mayoría para que protagonicen sus acontecimientos venideros. Asumir una actitud contraria, en el sentido de obstaculizar y poner en práctica todo tipo de chicanas, tratando de frenar el rumbo que ha tomado la historia como aliada de la voluntad de la mayoría es una actitud poco inteligente y por tanto condenada al fracaso.
Estas líneas pueden ser aplicadas a la realidad interna que esta viviendo la principal organización política de oposición del país, en donde corrientes minoritarias no se han acogido a la tendencia que ha adoptado la voluntad mayoritaria de los miembros de esa colectividad de cara al 2010 y al 2012. Esa actitud, reiteramos de algunos dirigentes en esa organización no es inteligente, ya que están actuando de espalda a la tendencia que asume la historia cuando emprende su propio camino en el fluir de los hechos sociales e históricos que ocurren en una sociedad. Por eso, todo aquel que desea caminar en la dirección de la historia deberá tener muy presente que no son los hombres que hacen la historia, si no al revés, son los hechos históricos los que buscan sus propios protagonistas y lo haces tomando en cuenta cualidades esenciales de liderazgos y compromiso social que adornan a esas personas.
Por eso, si no se desea ser aleccionado por la historia y pagar el precio de las lecciones que esta nos enseña cuando ignoramos su existencia; en este aspecto es mas conveniente y racional para un dirigente ser realista y cosechar los frutos que esta nos arroja cuando respetamos sus leyes y sus tendencias, tanto en el seno de la sociedad como en el seno de las organizaciones politicas.
Evelio Arroyo es sociólogo, Abogado y escritor.
2009-06-03 14:04:37
