En el centro de cómputos del Partido Revolucionario Dominicano, políticos y técnicos sabían antes de las 10 de la noche que las elecciones del domingo 20 de mayo, las ganaron los candidatos del Partido de la Liberación Dominicana y aliados, Danilo Medina y Margarita Cedeño de Fernández. Hiddekel Morrison, director del Comando de Informática PRD, reveló en un artículo que escribió en Diario Libre, «desde las 8:00 p. m. del mismo 20 de mayo, las proyecciones indicaban claramente el desenlace del proceso. El miércoles en la tarde Morrison precisó que la diferencia del cotejo del PRD con las actas de la JCE, no llegó a dos mil votos. La noticia estremeció a dirigentes perredeistas. Algunos pensaron que «produciendo un alboroto nacional» se podría crear una crisis que invalidara los comicios. Recordaron otros tiempos desgraciados en los que convencieron a la opinión pública, pero olvidaron que la historia sólo se repite el día que se pueda resucitar a los actores que la produjeron y los hechos y circunstancias que la originaron. Varios se equivocaron al recordar incidentes de 1982 y 1986.
En el presente las instituciones dominicanas se imponen a los caprichos de los políticos desaprensivos y la JCE tiene la calidad para dirigir los comicios con la credibilidad requerida. Las elecciones de 1982, obligaron a la JCE a retrasar los boletines finales. El 18 de junio de ese mismo año, al final de una audiencia en la JCE, donde se conocía de un recurso interpuesto por el PRSC contra la decisión en primer grado de la Junta Municipal Electoral de Cotui, explosionó una granada de mano en la sala de espera de la segunda planta del edificio de la sede de la JCE. Ocasionó la muerte a cinco personas y heridas a otras veinte.
La Comisión investigadora, designada por el presidente Antonio Guzmán, la encabezó el ex jefe de la Policía Nacional, general José de Jesús Morillo López. Estableció que la granada la tenía un colaborador del secretario de Interior y Policía, Vicente Sánchez Baret, y la dejó caer. Al impactar el piso estalló la tarde del 18 de junio de 1982.
En las elecciones de 1986, a la Junta Central Electoral se le hizo más difícil dar los resultados finales en el tiempo que demandaba la población por los recursos de impugnación y apelación elevados por el PRD y el PRSC contra decisiones o resultados comiciales. La incertidumbre se extendió y se montaron protestas hasta en las catedrales de Santo Domingo y Santiago. La demora dejó el espacio al nerviosismo y las conjeturas.
Lo peor ocurrió el 30 de junio de 1986, cuando militantes y dirigentes del PRD acudieron a la JCE a expresar su oposición al fallo dado por la Junta Electoral del Distrito Nacional sobre la sindicatura de la Capital y se enfrentaron con miembros de la Policía Nacional. La balacera se inició en las puertas de la JCE y terminó con cuatro muertos, quince heridos y otras dos personas sufrieron lesiones.
El organismo electoral dio los resultados finales el 10 de julio de 1986. Luego su pleno aprobó trasladarse al domicilio del presidente electo, Joaquín Balaguer, para entregarle junto al vicepresidente electo, Carlos Morales Troncoso, los certificados que avalaron sus victorias. Horas después el presidente Salvador Jorge Blanco visitó a Balaguer para felicitarlo por su triunfo y cambiar impresiones.
El 17 de julio la Asamblea Nacional, proclamó de manera oficial a Balaguer y a Morales Troncoso, Presidente y Vicepresidente electos para el período 1986-1990.
Una comisión nombrada por el presidente Jorge Blanco recomendó procesar a un grupo de oficiales y miembros de la Policía Militar Electoral imputados de la balacera. Los muertos y los heridos quedaron atrás. El PRSC y aliados ganaron 21 senadores y 56 diputados. El PRD y aliados 7 senadores y 48 diputados.
No es posible volver a tiempo pasado. El domingo supimos quién ganó los comicios el mismo día porque la JCE tiene fortaleza institucional. No es posible crear crisis con mentiras. Avanzamos. La lección queda para aprender la expresión de la democracia.
2012-05-25 21:49:38
