Opiniones

A Pleno Sol Partidos modernos

Por Manuel Hernández Villeta

Los partidos políticos aducen que son frentes de masas, donde todos los sectores están representados, con voz y voto. Pero es un espejismo, de hecho, en la práctica, los grupos minoritarios son los que dirijen a los partidos y a la mayoría.

La mayor parte de la población entrega su voz y su voto, al que piensa que representa sus intereses, para que lo defienda y hable por él. El problema es que en muchas ocasiones hay distanciamientos y fracturas entre las bases y la dirección.

El éxito de un partido político está en saber organizar sus bases en torno a la equidad, al reparto equitativo de las áreas de poder internas o externas. Que todos al menos piensen que se les toma en cuenta.

Pero los partidos lo encarnan uno o dos hombres o mujeres. Los llamados caudillos o dirigentes son los que representan a mayorías y minorías. La igualdad entre los dirigentes trae la división.

Ha pasado en todos los partidos políticos dominicanos, cuando hay un dirigente que se difuma, y entonces los que ambicionan el cargo, se lanzan antes de tiempo a la toma del control partidario.

Un partido necesita en forma permanente la renovación, estar atento a las innovaciones, a los cambios, pero su esencia no la puede perder. Buscar la redención de los más humildes, establecer políticas de educación, sanitaria, de libertades públicas, equitativa distribución de las riquezas, son puntos fundamentales de la lucha de un partido político.

El modernismo se puede aplicar, pero no en desmedro de la conciencia social. Si un partido abandona el prédicamento social y la lucha por mejorar los niveles de vida de los más pobres, se alejará de su base de sustentación.

El modernismo tiene que ir de la mano para acabar con un mal que se arratra desde el descubrimiento de América, el hambre y la miseria espantosa que pasa la mayoria de los dominicanos.

Los partidos tambien son sacudidos por la división, cuando no hay un dirigente que aglutine el sentir de todos, y apenas si hay capitanes, que se quieren poner las estrellas de generales.

No comprender las necesidades del pueblo, que son de comida, educación y asistencia sanitaria, o sea la simple subsistencia, conlleva a los partidos a alejarse del corazón popular, y a sus dirigentes a quedar aislados.

La soledad del poder en un partido política, es propia de un déspota ilustrado, como el doctor Joaquín Balaguer, pero indigna de un verdadero lider que quiere evitar divisiones internas.

2013-07-16 04:21:04