Opiniones

Kiva y la ola Centroamericana

Testimonios de amistad y camaradería (IV):

Kiva y la ola Centroamericana

Por Narciso Isa Conde

Al finalizar la década de los ´70 e iniciarse los ´80 estaba mejor dibujada la ola revolucionaria centroamericana:

  • El desarrollo de la insurrección y la victoria sandinista.

 

  • El auge de masas en El Salvador y los avances de la unidad hacia la conformación del FMLN.

  • El fortalecimiento de la guerrilla guatemalteca y el proceso hacia la conformación de las URNG

 

  • El crecimiento de los movimientos sociales y de las actividades revolucionarias en Honduras.

Influencia positiva sobre el PCUS

Precisamente Schafik y yo, en complicidad con Kiva, habíamos contribuido a un giro de la Sección Internacional del PCUS y de su Departamento de América Latina a favor de FSLN y en detrimento del conservador y ya dividido Partido Socialita Nicaragüense (partido comunista oficialmente reconocido por los soviéticos). En ese esfuerzo contamos con la actitud favorable de Constantino Kurin, entonces responsable de Nicaragua y de la República Dominicana en ese departamento.

Dado casos como ese, como el del PC argentino frente a la dictadura de Videla y como el posterior viraje conservador del Partido Unificado de los Comunistas Haitianos (PUSH), no era atrevido de mi parte insistir en la paradójica existencia de una especie de “comunismo de derecha”.

Por eso les planteamos a los responsables de las relaciones con Nicaragua en el PCUS, que entre el PSN y el FSLN no había razón para dudar respecto a la relación prioritaria. Resultaba penoso que todavía a la altura de una insurrección ascendente y vanguardizada por el FSLN hubieran dudas respecto en que dirección inclinar lo fundamental de la actitud solidaria.

Pero nada de esto resultaba extraño:

“Recuerdo –le dije Kiva- que el PCUS estableció relaciones con el M26 Julio de Cuba después de la toma del poder”. Su “partner” fue siempre el PSP, aunque ciertamente la diferencia entre éste y el PSN de Nicaragua era grande. ¡Con mayor razón para no dudar más!

Al proceso salvadoreño le tocó la “suerte” de tener un PCS con dirigentes, entre otros (as), del calibre de Jorge Schafik Handal. ¡De origen palestino, por demás                                                           

De eso conversé bastante con Kiva Maidanik en aquellos días y en múltiples encuentros realizados a todo lo largo de los ´80.

La Clarinada de Schafik y el PSC

Antes de esos momentos, Kiva fue el primero en llamarme la atención sobre el valioso contenido del artículo de Schafik planteando, cara a todo el movimiento comunista latinoamericano-caribeño, la necesidad de un gran viraje.

Ese artículo, publicado (si no me falla la memoria) en 1978, además de hacer referencia al viraje del PCS hacia la lucha armada, incluía una crítica profunda al reformismo de no pocos de los partidos comunistas, a su tendencia a hacer alianza solo con las fuerzas ubicadas a su derecha, a su resistencia a establecer compromisos con organizaciones y fuerzas ubicadas a su izquierda, a su tendencia a calificar de ultra-izquierda a fuerzas de la izquierda revolucionaria, especialmente a todas las que olían a pólvora.

Ese trabajo de Schafik hizo roncha y lo situó con toda la autoridad que le daba el proceso hacia la conformación del FMLN, como el principal exponente de la contrapartida de izquierda respecto a la línea reformista y a las posiciones conservadoras dentro del movimiento comunista y revolucionario continental.

El “viraje del PCS, que como cuenta el comandante Ramiro Vásquez en su libro “Canción a una Bala”, tardó bastante en ejecutarse por la inercia de la resistencia tradicional, creó, de todas maneras, las condiciones para la plena incorporación de ese partido a la lucha armada y para la participación de otros partidos comunistas del continente en la guerra revolucionaria salvadoreña, incluído el PCD.

A partir de ese paso trascendental -y a todo lo largo de esa formidable experiencia- fueron varios los momentos en que coincidí con Schafik y Kiva en Moscú, siendo de rigor las informaciones, las valoraciones, los análisis y reflexiones de Schafik sobre el curso de los acontecimientos en El Salvador y Centroamérica, incluyendo siempre el rol del imperialismo estadounidense en esa sub-región con su diseño de guerra de baja y mediana intensidad.

Cada vez que le tocó representar el PCS o al FMLN en eventos o gestiones de importancia, cada vez que nos encontrábamos en esas ocasiones, sacábamos el tiempo necesario para escuchar e intercambiar sobre esos y otros temas importantes. Y Kiva siempre se encargó de de coordinar la reunión.

Schafik siempre tenía a su disposición un mapa de su país, que utilizaba para explicarnos la actualidad en el teatro de operaciones de la guerra revolucionaria, las modalidades de dispersión y concentración de los efectivos del FMLN, las variaciones tácticas y las constantes correcciones y reajustes a partir de los aciertos alcanzados y los errores cometidos.

En esa transmisión de experiencias siempre destacó la ayuda que para ellos significó la experiencia vietnamita, la aplicación creadora de todo lo útil de la misma en esa epopeya salvadoreña realizada en solo veinte mil kilómetros cuadrados, enfrentados (as) a las nuevas modalidades de intervención y de guerra local ejecutadas por el Pentágono y la CIA.

El Matrimonio de Schafik en Moscú

En ese periodo, a mediado de lo ´80 se produjo el casamiento de Schafik con Tania, en Moscú. A mi y a Kiva nos tocó el honor de ser los dos únicos testigos legales de esa unión de donde nació la linda “Chuchita”.

La casa de la familia de Tania, como la de Galia, como la de Kiva, pasó también a ser lugar de nuestros encuentros íntimos, en los que repasábamos los temas políticos las, situaciones familiares y las principales inquietudes del momento.

En ellos la capacidad de humor de todos los colores de Schafik hacía “mear de la risa” al “tovarich” Kiva, quien generalmente tendía a hacer chistes mas sesudos, algunos cuasi filosóficos, aunque vale reconocer que con el tiempo aprendió mucho de la picardía latino-caribeña.

Nicaragua sandinista

Nicaragua sandinista era casi siempre tema obligado. A todos nos parecía –a Kiva le fascinaba- sumamente valioso el ensayo de un tránsito revolucionario con pluralismo económico y político, con formas de democracia directa y participativa.

A todos, sin embargo, nos preocupaba la excesiva concentración de las decisiones clave en el grupo de los nueve, el sistema de privilegio en desarrollo, las expresiones de corrupción en áreas importantes del nuevo poder, los efectos del reclutamiento obligatorio en la lucha militar contra la “contra” y el excesivo maniobrerismo político de la dirección, a veces en detrimento de principios fundamentales.

Esto lo pudimos palpar de cerca cada uno de nosotros, dada nuestra presencia en Nicaragua en diferentes oportunidades y el seguimiento que le dábamos a la “segunda revolución triunfante”, junto a la “tercera en marcha” (la salvadoreña).

Solidaridad e inconsecuencia

Ambos procesos, por demás, si bien contaban con un inmenso respaldo solidario de Cuba, no siempre contaban con la misma actitud y comprensión de parte de la dirección soviética y de otros países socialistas.

Además de dificultades objetivas en materia económica, la solidaridad política y la ayuda disponible tenían altas y bajas, oscilaciones, avances y obstrucciones, dependiendo de los temas, los problemas y los momentos.

                                                           

De mucha de esas cosas pudimos ser testigos, como conocer y participar en una valiosísima y exitosa gestión de solidaridad soviética para con la lucha armada del FMNL encaminada a través de una figura excepcional del generalato soviético(a quien apodábamos “el futbolista”), íntimo amigo de Maidanik e históricamente vinculado a la Revolución Cubana y a otros procesos revolucionarios. ¡Los cohetes tierra-aire, por fin, llegaron a los campamentos guerrilleros salvadoreños!

Kiva sabía combinar la teoría con el sentido práctico de la solidaridad, y pese a no formar parte del oficialismo soviético, conocía a sus integrantes como el que más y conservaba siempre vínculos con sus mejores integrantes.

Esta gestión fue muy oportuna porque durante la Perestroika y la Glasnot –temas que también entró a formar parte de nuestros íntimos debates- se registró (al finalizar los 80) una tendencia al ablandamiento soviético frente al imperialismo estadounidense y las potencias occidentales.

El susto de la década

En ese periodo recibimos un gran susto: estando en Moscú, no recuerdo con motivo de cual evento, recibimos la noticia que Schafik había sufrido un severo ataque cardiaco y se encontraba en estado de gravedad.

Kiva y yo, que si sabíamos del aporte fundamental de Schafik, por el momento insustituible, en la conducción del proceso unitario y en el diseño de la estrategia y de las tácticas del FMLN, nos pusimos de acuerdo para intervenir ante el PCUS a favor de la atención, con el mayor nivel, de su crisis de salud.

Al justificado interés político lo acompañaba naturalmente el inmenso afecto que le teníamos al “Moro” como cariñosamente lo llamaba Barbarroja (Comandante Manuel Piñeiro Lozada)

Había que movilizarse. Había que presionar para no fallar por falta de atención y ofertas necesarias.

Convenimos en que yo redactara una carta al Comité Central reclamando, previa motivación sobre la trascendencia del caso, su apoyo, su disposición de ayudar en todo lo posible para salvar la vida de ese excepcional camarada.

Así lo hice. Copia del texto reposa todavía en el archivo de Kiva.

En algo ese esfuerzo ayudó, aunque todo se resolvió en México. Schafik se recuperó y desde entonces tomó previsiones que permitieron prolongar su valiosa y frutífera existencia. ¡Recuerdo cuanto nos agradeció ese gesto sincero¡

2007-01-12 16:57:19