Opiniones

Herencias que el Capitalismo quiere hacer invisibles

Barómetro Internacional            



Análisis Político y Social Nacional e Internacional de Venezuela y el Resto del Mundo



 Director: Diego Olivera. Jefe De Redacción: Miguel Guaglianone

Manifiesto contra la Alienación



Herencias que el Capitalismo quiere hacer invisibles

Por Fernando Buen Abad Domínguez 

Diagnóstico Sucinto

13 factores (al menos) determinantes del escenario alienante actual:

  1.  Depredación salvaje de las condiciones laborales mundiales.
  2.  Recrudecimiento acelerado de las agresiones imperiales: saqueo y explotación  degenerados.
  3.  Destrucción galopante de los ecosistemas, las tierras de cultivo, los cielos, los ríos y  los mares…
  4.  Guerra Mediática y Terrorismo Mediático monopólicos.
  5.  Guerra simbólica de baja y alta intensidad para la sumisión y la enajenación.
  6.  Reino de la mediocridad, de la estética burguesa y sus mercancías ideológicas para  la represión.  
  7.  Recomposición militar del imperio: Bush, McCain sus siervos y «el destino  manifiesto de la IV Flota»
  8.  Reformismo desesperado y cinismo fascista como alimento de los peores fraudes.
  9.  Exacerbación del odio burgués contra la clase trabajadora.
  10.  Nazi-Fascismo inoculado en la educación y academicismos para la inmovilidad.
  11.  Barbarie, miseria y violencia demencial para contra los pueblos expulsados por el hambre.
  12.  Oscurantismo, superchería, creacionismo, irracionalismo, fanatismo,  fundamentalismo…
  13.  Crisis alimentaria, Crisis educativa, Crisis de vivienda, Crisis sanitaria, Crisis migratoria.

Alienación y desorganización

Sin olvidar otras definiciones, algunas incluso hijas directas o indirectas de ciertos idealismos, entiéndase aquí «Alienación», entre muchas otras cosas, como ese conjunto de acciones que, voluntaria e involuntariamente, la burguesía pergeña para robar la riqueza a los trabajadores que la producen… como ese cúmulo de acciones para aniquilar la dignidad de quienes ponen el trabajo para que unos cuantos vivan como reyes; como esas acciones de asalto al bolsillo y acciones de asalto sobre la conciencia, acciones de usurpación de los bienes y degeneración de los mejores valores conquistados a fuerza de luchar contra toda opresión. Entiéndase aquí –incluso- la Alienación como el montón de acciones burguesas para quebrar, romper, deformar y deprimir la conciencia de los trabajadores, para frenar su tarea histórica que es organizarse, cobrar conciencia de sus necesidades y sus fuerzas y descarrilar sus tareas para transformar al mundo… cambiar la vida.

Es indispensable impulsar, mundialmente, una fuerza de Beligerancia Filosófica contra la Alienación. Enfrentar (con la Filosofía también) las amenazas de los enemigos de clase, enfrentar al imperialismo, a los buitres, a la Guerra Simbólica apuntalada con misiles, con mass media y religiones de toda pelambre. Beligerancia Filosófica para combatir la Alienación como la combaten los trabajadores más avanzados, es decir, combate revolucionario al capitalismo, combate a la explotación y combate a los perros hambrientos contratados para reprimir, combate a los patrones, combate a la miseria y a la barbarie. Combate desde la Filosofía y con el socialismo científico, beligerancia de la inteligencia no mansa, porque incluso para someter a los pueblos se usa el arte, la ciencia, la creación, las emociones, las tecnologías más avanzadas y diversas. Contra la Alienación debemos derrotar lo que impide el desarrollo pleno de la humanidad… derrotar a todo lo que se ha vuelto pachanga y negocio capitalista mundial, de unos cuantos, para el envilecimiento de la vida y el sufrimiento de la clase trabajadora. He aquí este Manifiesto contra la Alienación y contra todos los parásitos financiados por los gobiernos burgueses (y contra esos gobiernos).

Por culpa de la Alienación los pueblos han perdido una gran parte de sus capacidades para administrar sus propias organizaciones. Por culpa de la Alienación padecemos costumbres y tradiciones viciadas que nos impiden poseer y gozar de todos los bienes posibles, las riquezas nuestras que producimos con nuestro trabajo. Por culpa de la Alienación, incluso, los trabajadores viven en la miseria y ven postergados sus urgencias. Derrotar la Alienación implica también que los trabajadores asuman el control de sus organizaciones y trabajo con organización socialista e independencia política absoluta y dejen de seguir sometidos a los caprichos de las elites patronales o burocráticas. No repetir el discurso, los ejemplos ni las manías de los patrones. Derrotemos toda forma de Alienación. Hay que decirlo en los talleres de artesanos, en las fábricas, en los laboratorios científicos, en los centros de investigación, en las panaderías… hay que decirlo a los albañiles y en las escuelas, institutos de dramaturgia y teatro, escuelas de arte, cine, atriles, caballetes, muros… a los profes, a los espectadores y a todo mundo.

Urge diagnosticar el estado actual de la Alienación, sus efectos, sus alcances y sus reductos.

Urge prepararnos para una gran revolución filosófica, cultural, informativa y comunicacional.

Este Manifiesto sabe que es imposible revitalizar el mundo en que vivimos, que es inútil aferrarse a él, que es preciso atreverse a cambiarlo contra la razón de la miseria, la razón de la sociedad quebrada en clases y la razón de la Alienación galopante. Este Manifiesto entiende que es necesario dar un golpe letal contra la Alienación, la mentira, la deformación de las conciencias, el mercadeo obsceno de las farándulas impunes, la vorágine de los buitres sobre los cerebros de los niños, la prostitución emocional y física de las mujeres, el desparpajo de los machismos discriminadores y racistas, la barbarie rentable de los milagreros mediáticos, curas, candidatos, ejecutivos de empresas… El estado actual de la Alienación no es un problema menor y debe ser una lucha revolucionaria impulsada desde los movimientos sociales de base, desde la voluntad de los trabajadores mismos para contribuir a la emancipación de todas las herramientas de producción. Contra toda forma de Alienación, contra todo lo que estrangule a los trabajadores victimados por sus necesidades elementales. Contra toda forma de alienación capitalista un proyecto de Filosofía que se impulse con la fuerza de los trabajadores hacia el desarrollo de las fuerzas productivas, que nos libere y permita ejercer un trabajo de transformación socialista razonado y cuidadoso.

Por culpa de la Alienación los trabajadores viven mayormente desorganizados o algunos se organizan casi exclusivamente por demandas economicistas o negociaciones esporádicas y efímeras. Se persigue o se ignora el debate político y la conciencia de su fuerza como trabajadores… su capacidad y necesidad de unidad con el conjunto de los explotados… se persigue, se reprime y se silencia, casi no se habla de la revolución socialista y eso es un estrago muy grave de las perversiones alienantes. Por culpa de la Alienación muchos creen que «queda mal» quejarse, organizares y luchar. Muchas personas caen en el juego, muerden el anzuelo son víctimas de los engaños burgueses y del ilusionismo reformista. Son obligados a «engordar el caldo» de las burocracias sin haber librado un debate político de fondo, sin poner el claro el lugar principal del trabajador, su obra y aporte por encima de los administradores… se les obliga a ser y hacer comparsa y se les impide el debate político que haga entender que la cosa es exactamente al revés, que no son los burócratas, que no deben ser ellos, quienes han de gobernar ni dirigir la producción. Se somete a los trabajadores al control extorsivo del dinero, al control extorsivo de las conciencias para hacerlos ajenos a su producción. ¡Ya basta! que la cosa es exactamente al revés, que son los trabajadores los que han de organizarse sobre sus tiempos y premisas. Los filósofos tienen un lugar revolucionario muy importante en este combate.

De cómo los medios de comunicación de las oligarquías se vuelven armas alienantes

Padecemos el gran embrollo de las mafias mercantiles trasnacionales que secuestraron las herramientas para la producción de la Comunicación y hay que expropiárselas, padecemos los gobiernos al servicio de los monopolios mass media, los púlpitos del clientelismo y el consumismo que extorsiona a los pueblos con todo tipo de jugarretas crediticias, bancarias, emocionales e intelectuales. Padecemos los Golpes bajos de sus «especialistas» eficientemente demagógicos.

Muchos de los mejores logros de la Comunicación viven secuestrados bajo el imperio de comerciantes que hacen pasar por «logro moral» su habilidad impune para beneficiarse con lo que es propiedad humana colectiva: la producción del pensar y el saber… la Comunicación, la Cultura y el Trabajo. Maquinarias, medicamentos, tecnología, medios de Comunicación, pinturas, esculturas, lenguajes… una arsenal de conquistas humanas al servicio de un sector o clase que con violencia administrada (Cultura bélica) saquea y destruye las fuerzas productivas a diestra y siniestra.

El capitalismo se las ingenia para invisibilizar o hacer pasar como problema light la destrucción de las fuerzas productivas y la lucha de clases. Eso es Alienación. El debate capital-trabajo se ignora, se alimenta el saqueo de patrimonios culturales, la miseria, la muerte, la barbarie. Con la Alienación. «…el trabajo es exterior (ajeno) al trabajador, es decir, que no forma parte de su esencia, que, por consiguiente, el hombre no se consolida por su trabajo, sino que se niega a sí mismo, no se siente a su agrado, sino desdichado; no despliega una actividad física e intelectual libre, sino que tortura su cuerpo y destruye su espíritu…»El trabajo que debiera ser fuente de riqueza y realización creativa, individual y colectiva en simultáneo es, bajo el capitalismo y la Alienación, vertedero de amargura y degeneración, calamidad y miseria. Bajo el capitalismo el trabajador que más se esfuerza más contribuye a la explotación propia y colectiva. El trabajador no es dueño de la riqueza que produce. Es un extraño de su propia producción. Es alienado.

En su ascenso imperialista el capitalismo financia una «Cultura» de la Alienación que genera tácticas y estrategias usureras para adueñarse del mundo adueñándose, también, de las conciencias quebrándolas, desgarrándolas, separándolas de su producción material y concreta. A estas alturas el capitalismo es repulsivo. Asesinato, degeneración, miseria… se han vuelto sus notas esenciales. «La Alienación del obrero en su trabajo, según las leyes de la economía, (capitalista) se expresa de esta manera: mientras más trabaja el obrero, tiene menos para consumir; mientras más valores crea, más se deprecia y disminuye su dignidad; mientras lo que produce toma más forma, él se deforma; mientras más a tono con la civilización es el objeto de su trabajo, más bárbaro se torna el obrero… No hay duda que el trabajo produce maravillas para los ricos, pero significa el despojo del obrero» Marx.

El capitalismo ha impuesto sus métodos alienantes de miseria y corrupción que andan por el mundo como designios fatalistas con purgas de violencia amedrentadora donde el papel de los pueblos se reduce a mostrar resignación, dejarse robar mansamente el producto de su trabajo mientras se entretienen con «diversión» vulgar, superflua, banal y obscena. Alienación para que los trabajadores se adapten a «lo que hay» mientras las oligarquías prevén para los explotados una educación limitada a la servidumbre y un adiestramiento para que los trabajadores aprendan a rechazar su papel como dirección de cualquier cambio, para que lideren su propia explotación. Muy rentable.

 

La Alienación no repara en gastos. Hay un ejército de «Guerra Simbólica» adiestrado para controlar y explotar el trabajo de todos incluidos, claro, los  creadores culturales, artistas, científicos… la burguesía financia lacayos para que se apropien de la riqueza emocional y el poder productivo de los trabajadores, a cualquier costo, se arman con soldados, policías y funcionarios amaestrados para que la clase trabajadora se subordine a los controles burgueses, de manera rentable, para que acepte como «natural» el saqueo y la explotación. Nadie mejor que los trabajadores revolucionarios para sacudirnos, de una vez por todas, los engaños y las ilusiones patronales y gubernamentales. Nada como hacerlo organizadamente, mundialmente.

¿Qué necesitamos para combatir la Alienación?

Papel de la Filosofía revolucionaria. El filósofo necesario hoy debe, por qué no, ser primero revolucionario. Quien abrace el trabajo de la Filosofía revolucionaria deberá ser militante de la verdad y la libertad o será nada. Y eso, en las condiciones actuales, es una gran revolución aunque no toda. Deberá ser investigador y rebelde en la práctica absoluta contra la Alienación. Será un trabajador dispuesto a transformar la realidad miserable en que vivimos para ayudar a hacer caminos a la libertad de todos… cuanto antes. Será un trabajador consciente de sus contradicciones y de su necesidad de actuar organizado. Creador de cierto trabajo que busca ser no alienado y si a cambio transformador y transformado… en el crisol contundente de la praxis. Trabajo que no es mejor o peor que otros, que no es beneficiario de «iluminaciones» extraterrestres o privilegios de especie o clase.

Necesitamos disponer de la totalidad de los conocimientos, incluso filosófico-científicos y todas las técnicas creadas por la Humanidad para mejorar nuestra calidad de vida y elevar la conciencia sobre nuestras fuerzas: cambiar el curso de la historia. Sin propiedad privada, sin «derechos de autor» mezquinos y usureros. Sin patrones. Hay que abrir los libros de las burocracias, de las empresas academicistas de «Filosofía», de los monasterios de la inteligencia. Revelar a todas luces cuánto dinero poseen, cómo se lo agencian. Sueldos, premios, prebendas y canonjías… Abrir los libros, exhibir cuanto hay y cuánto hay, porqué y para qué, abrir los libros del dinero y los libros de los filósofos con que se justifican y con qué se justifican los gastos.

Que el trabajo de la Filosofía no se use para someter y explotar más a los trabajadores que apenas ganan para vivir. Que los trabajadores de la Filosofía tengan asistencia médica, posibilidad de jubilarse, vacaciones, capacitación, materiales de trabajo, herramientas de trabajo… que no dependan de caprichos políticos y empresariales, de no pocas universidades y centros de estudio e investigación, que no estén cercados en circuitos de distribución cada vez más mafiosos, que la materia prima y los alimentos no sea cada vez más caros, que no se someta a los trabajadores de la Filosofía a un besamanos infernal donde hay que caerle «bien» al patrón, al jefe, al «decano»… para tener derecho a una vida con calidad.

Que el trabajador de la Filosofía se sume a la lucha por la vida contra la Alienación y para eso debemos aprovechar (expropiar) las tecnologías, las fábricas mejor equipadas por la burguesía, los mejores sistemas de cultivo, los mejores laboratorios, la mejor medicina, las casas más cómodas, las escuelas, centros de arte, museos… todo nos sirve mientras sirva para la superación permanente y para la destrucción de las hegemonías capitalistas. Eso mismo hay que hacer con la «identidad», el «folclore», las «tradiciones» y los «hábitos» heredados, la «herencia Cultural» usada por los patrones para vanagloriarse a espaldas de los trabajadores. Hace tanta falta mirar, críticamente, todo «tesoro» de la Filosofía, someterlo a un debate profundo a una valoración socialista y científica abierta contra aquello que impida el desarrollo de la humanidad.

¿Y qué tal si la Filosofía se produce de otro modo?

Por ejemplo luchar con la Filosofía, hombro con hombro con la clase trabajadora, para la organización abierta, para la creación de un programa de transición hacia el socialismo, un acuerdo abierto entre las organizaciones de trabajadores, todas, incluso las de los trabajadores de la Filosofía, de igual a igual, junto a los movimientos sociales de base, discutiendo en conjunto la manera de expropiar los bienes del estado y de la burguesía pero no para beneficio de un sector, una pandilla de vivos, o una secta de iluminados que se autoproclaman vanguardia de sus intereses sectarios, sino un proceso firme y amplio de expropiación total de las herramientas de producción, incluidas claro, las de la producción intelectual, artística y cultural y hacia la destrucción definitiva del capitalismo.



Qué tal la organización de los trabajadores, todos, avance con independencia política absoluta, para que en el seno de semejante movida los trabajadores de la Filosofía refunden sus principios y sus medios, sus modos e ideas inspirados por la revolución permanente y no por el arribismo diletante.

Hay que luchar organizadamente contra la Alienación. Diagnosticar los daños y los alcances, las tácticas y las estrategias. Diagnosticar los pasos cortos, medianos y largos de las fuerzas enajenantes, diagnosticar científicamente la moralina cultural de los intelectuales globalizados y su servidumbre a la Alienación en alianza con clérigos empresariales y los burócratas sabihondos. Hay que organizarse y movilizarnos, desde las bases, con independencia política y con los dictámenes necesarios para definir los rumbos de la Filosofía socialista que deseamos y requerimos. Asumirnos y potenciarnos creativamente. Movernos organizadamente con delegaciones abiertas e interdisciplinarias que admitan una intervención renovadora con un programa de transición en revolución permanente sobre la Cultura toda. Cerrarle el paso a la Alienación de una vez por todas, el paso a sus diletantes y a sus francotiradores. Organizarnos para derrotar a la Alienación con acción cultural socialista y directa, con objetivos revolucionarios permanentes. Las instituciones del Estado, ministerios, alcaldías, gobernaciones etcétera; las herramientas de producción material y espiritual, todas, deben estar bajo el control de los trabajadores. No nos libraremos de la Alienación sin librarnos del capitalismo imperialista y viceversa. Es preciso derrotarlo desde las infraestructuras hasta las superestructuras. Y esto no es el dilema de la gallina o el huevo.

Este manifiesto quiere ser una arma filosófica revolucionaria y provisional, relato de una teoría y práctica transformadoras que recuerda siempre sus objetivos como un reloj histórico que apunta, con sus manecillas, la hora del triunfo de la conciencia libre. Nuestras armas no son distintas a las armas comunes en función revolucionaria. Es decir, el arma no es una representación simbólica de la lucha, y el mundo, son herramienta de destrucción-construcción dialéctica bajo la brújula de un programa revolucionario consensuado ampliamente.



Tatuado en las armas el pensamiento, armados con ideas… revolucionarias. Este Manifiesto imperfecto, limitado y provisional, parte de la idea de que los trabajadores de la filosofía desde su lugar, pueden, con lo que tengan, iniciar, enriquecer o asumir una beligerancia revolucionaria renovada con la certeza de que es posible alcanzar una vida mejor, la certeza de que es posible cambiar al mundo sobre la base de un plan mundial construido por el espíritu rebelde de una humanidad organizada hacia el socialismo y dispuesta a sacudirse la explotación, ésta vez para siempre. De una vez por todas.

Es necesaria una moral de lucha. No una «moral» atemporal, no una moral de «sanciones» o de preceptos extraterrestres. No una moral de patrones y de clérigos. Necesitamos una moral de revolucionarios capaz de poner a autocrítica dialéctica a nuestro entusiasmo guerrero y a nuestras convicciones más hondas y solidarias, es decir, colectivas y capaz de poner por delante de todo el valor del trabajo, su dignidad y su liberación de todo cuanto lo explota, aliena y brutaliza.

Dejemos de esquivar las tareas, levantemos la Filosofía contra la vida miserable a que nos condenan a vivir.



Levantemos unidos la Filosofía revolucionaria al lado de millones de trabajadores. Se trata de una revolución filosófica que puede ponerse al servicio de la vida, urgente, de la Revolución (no las de una secta, no las de una imposición dogmática, no las de una burocracia) Denunciemos la barbarie que nos acorrala y devasta, denunciemos los genocidios y la censura donde ocurran. Denunciemos la miseria. Somos testigos, protagonistas y víctimas de una guerra ideológica virulenta empeñada en imponer los valores burgueses más nocivos y aberrantes.

Una vez que hayamos asumido un estado de visión semejante ya no será posible, como antes, confundir la mentira con la verdad. No es la fuerza de la Filosofía un medio para acceder a un mundo «ideal», «perfecto» dogma de sectarios, sino para salir de uno falso. Para la reclasificación espontánea de las cosas según un orden más profundo y más preciso e imposible de dilucidar mediante la razón de la miseria. Filosofía para un orden, organización, sensible e inteligente. En esto radica la necesidad inobjetable de mantener clara la relación del trabajador de la Filosofía con lo que produce y en qué estado se encuentra su relación con lo producido y con el conjunto de las relaciones sociales de los demás trabajadores en lucha o no. Esta es una valoración inexcusable que permite reconocer problemas y tareas en condiciones de urgencia evidente.

Vivimos una Guerra Mediática con Terrorismo Mediático

Impulsemos un filosofar revolucionario con sus medios y modos en desarrollo dialéctico para destrabarnos de cualquier ancla capitalista… filosofar liberado de sus barrotes academicistas con la certeza de abrir horizontes y revelar territorios, expandir el deseo de contribuir a liberar al mundo concienzudamente. Es hora para que germine el socialismo en todos los frentes donde se libre una lucha real contra la Alienación. No hay tiempo que perder, trabajemos por la transformación de la sociedad y además la transformación de la Filosofía no para hacer triunfar intereses individuales sino para cambiar la vida, las estructuras sociales y la realidad donde serán los obreros y los campesinos organizados, bajo un programa en el que no estará ausente una táctica y estrategia de la Filosofía, socialista y científica, llamada a  sumarse en la lucha bajo crítica y autocrítica permanente, acompañante de los protagonistas y protagonista a su vez. No adelante, no arriba de los trabajadores, sino al lado, codo a codo, como trabajadores también. No se aceptan «gurues».

Filosofar contra las alucinaciones de la angustia, tantos siglos acumulada como lágrima inmensa. Contra la muerte infiltrada de rapsodias burócratas, infiltrada de pianos tenues y banderas camaleónicas con transfusiones eléctricas de pesadilla y fatalidad reformista. Démonos la unidad, no uniforme, como flor de manos en acción y muchedumbres de aullidos rebeldes. Para que los sueños de los trabajadores galopen en órbitas sin angustia. Para no vivir aterrados por la pérdida del trabajo. Para no vivir angustiados porque el dinero no nos alcanza porque los patrones nos saquean y disfrutan de nuestro sueldo y gracias a sus canalladas. Para que no vivan impunes, riendo en las fiestas familiares con sus nenes en las rodillas o en las universidades más caras gracias al trabajo que nos hurtan. Para que se rompan los candados del cerebro y se libere un huracán de fortaleza y entusiasmo inteligente.



Para que resuene otra música de pueblos liberados y dueños de sí y de su futuro. Para que esta vez nuestra voz
de trabajadores traiga su filosofía nueva, su comunicación socialista y perfumada de futuro… triunfal y permanente como tempestad dialéctica ardiente en nuestros cráneos. Tatuada para siempre en todas nuestras banderas nuevas, del sístole al diástole. Ahora mismo.

Nada de esto es mucho pedir. Luchemos por la hora en que la humanidad entera, sea por las razones que sea, se decida a dictar la orden para su liberación definitiva, con sus mejores armas y sus causas justas. Luchemos sin distracción y con intervenciones directas. Luchemos con paciencia y con urgencia. Luchemos enamorados y esperanzados. Luchemos en acción y sin desbocarnos. Luchemos en la hora prima, tercia, sexta, nona y en maitines también. Luchemos por la conciencia elevada es decir por la organización y la movilización. Luchemos con un ojo al gato y otro al garabato. Nada de esto es mucho pedir.

Contra la Alienación: no esperemos a ver qué inventan para silenciarnos

Nada de lo que el capitalismo ha impuesto es inamovible y, en particular, la tecnología con que se ayuda a hegemonizar su discurso es expropiable toda, se la puede aprovechar mientras tenga utilidad revolucionaria y se la pueda mejorar al servicio de las necesidades de la construcción socialista. No hay razón por qué no, tales herramientas pasen a operar bajo control obrero, campesino… que nuestro filosofar no se olvide de la claridad política necesaria que depende de un programa revolucionario y permanente verdaderamente transformador y consensuado ampliamente, especialmente en el campo de la guerra contra la Alienación. Para eso es preciso librar la batalla de las ideas, la revolución de la conciencia, la formación de cuadros y la organización social movilizada en todos los campos… el campo de la educación, de las ciencias, de las artes… hay que luchar por la necesidad de aprovechar todo lo que mejor ha producido el capitalismo y desde ahí continuar el desarrollo socialista de las herramientas, no fetichizarlas, no hacerles santuarios porque una vez que cambien las condiciones económicas, políticas e intelectuales seguramente cambiará el uso de las herramientas, su importancia coyuntural y su papel en el nuevo tejido social. Cambiará su significado.

Todas las ecuaciones del concepto de «éxito» burgués se basan, también, en el monopolio de valores éticos y estéticos alienantes que, si bien se han posicionado con hondura en algunas personas y sectores, sólo pueden reinar impunemente con base en condiciones controladas desde la producción hasta la distribución y el consumo.



Cuando esas ecuaciones se cambian, así sea en uno solo de sus factores, el modelo hegemónico cambiaré sensiblemente, lo resentirá el capitalismo en sus bases. Ya hemos visto cómo en épocas de la mayor agresión mediática contra los pueblos, ha sido posible ver movilizaciones revolucionarias que lograron vacunase contra muchos de los tóxicos ideológicos burgueses. He ahí el caso de Venezuela, Bolivia, Cuba…

Desde luego que no hay fórmulas lineales ni simplismos que valgan contra la Alienación y que la emancipación de la conciencia tiene su dialéctica y sus tiempos atados a la movilización revolucionaria y a las necesidades concretas con que los pueblos se encuentran paso a paso. Por otra parte, y salvando muchos ejemplos excepcionales, algunos intentos intelectuales «rigurosos», «serios» o «revolucionarios» no han sabido aprovecharse de los mejores logros de las tácticas y estrategias revolucionarias en comunicación por falta de recursos, experiencia o método. Y tales faltas ya constituyen un objeto de estudio muy importante del cual debemos aprender a obtener las mejores lecciones y auto-críticas.

No obstante, no se puede crear un escenario polarizado artificialmente, recatemos nuestros logros mejores porque bien sabemos cómo muchas experiencias de la prensa obrera, por ejemplo, han logrado, con sus aportes, generar avances tales que no pueden compararse, ni desperdiciarse. Ha habido periódicos, volantes, muros canciones -por mencionar algunos casos- que, aún con limitaciones, han obtenido logros comunicacionales fundamentales. Logros de la conciencia revolucionaria en ascenso desigual y combinado. Un ejemplo paradigmático es la propia publicación del ‘Manifiesto Comunista’ en su primera edición. En contraste, a diario podemos ver que millones de horas de televisión, millones de páginas de diarios… no han podido producir los efectos alienantes que quisieran sobre sus consumidores. La historia de la publicidad mercantil es antes que nada la historia de un dispendio descomunal plagado de fracasos.

Hay que ganar la Guerra Simbólica

Y para eso no serán los Filósofos quienes hagan la revolución por sí mismos, serán los obreros y los campesinos -los trabajadores con conciencia de clase- organizados bajo un programa socialista – y ahí no deberá estar ausente una táctica y estrategia de la Filosofía del socialismo científico en su mejor praxis revolucionaria. Filosofía que ayude como una fuerza guerrera, crítica y autocrítica permanente. Sólo organizados los trabajadores podremos avanzar en esta lucha. La lucha de clases que (también) se libra con valores, con ideas y con signos… en la cabeza y en los corazones, es una disputa (también) de las ideas y de las acciones que se confrontan históricamente por ganar el terreno de los imaginarios simbólicos donde se yerguen los principios, las ideas, los afectos… Es uno de los escenarios de la Batalla de las Ideas (que también debemos ganar). La guerra Simbólica es una Guerra añeja agudizada por la burguesía para tergiversar los valores sociales, para poner el mundo patas arriba, para hacer invisibles las cosas que realmente valen (como el trabajo), para hacer invisibles los muertos que el capitalismo produce e imponernos como valiosas las mercancías y costumbres que la burguesía ha pergeñado para enriquecerse (aunque seamos nosotros quienes las producimos). Claro que es una Guerra apuntalada también con misiles, cañones, metralla y golpizas, claro que es una Guerra apuntalada con terrorismo financiero, chantaje inversionista y vampirismo bancario. Es preciso ganar la esta Guerra Simbólica, la Guerra contra la Alienación, contra todo bloqueo mediático, exógeno y endógeno y producir los lenguajes nuevos de la revolución socialista capaz de aniquilar todo sometimiento de la conciencia, del estómago, del trabajo.

Buena falta nos hace abrir un capítulo histórico nuevo en materia de Filosofía revolucionaria no sólo en el campo de la investigación científica para la Filosofía sino para la des-alienación permanente de la clase trabajadora.



Buena falta nos hace romper con los vicios, las calamidades que aun nos empantanan en los formatos burgueses para la Filosofía. Buena Falta nos hace pensar los imaginarios, los valores y las acciones nuevas sin las premisas burguesas. Buena falta nos hace planificar la Filosofía del socialismo necesario inmediatamente. Buena falta nos hace formar Escuelas de Cuadros para la Filosofía y para la Comunicación capaces de gestar las simientes nuevas de una etapa transicional y práctica del Socialismo científico. Buena falta nos hace hacernos dueños colectivos de las herramientas y las agendas de trabajo, hacernos dueños socialistas de las ideas y de los imaginarios transformadores… buena falta nos hace hacernos dueños socialistas de nuestro futuro.

Contra la Alienación

He aquí este manifiesto provisional, y a quemarropa, para contribuir a la lucha de la Filosofía científica y socialista que no se dejará estereotipar, que nos se dejará atrapar en las marañas de la solemnidad, que peleará contra los discursos de las vidas burocratizadas que quieren burocratizar la existencia. Filosofía para que el pensar la vida digna se refresque en la dignidad y en fuerza transformadora de la humanidad. Filosofía clarificante contra lo que amarga a la vida. Filosofía lúcida para remontar la moral, la ética o la estética burguesa, de la Alienación y el capitalismo. Filosofía revolucionaria, pues para transformar al mundo…. cambiar la vida. Insistamos.

buenabad@gmail.com

2008-07-14 23:10:15