Internacional

Obama habló con Maliki de cómo combatir Al Qaida en plena ola de violencia en Irak

Washington DC 2 noviembre.- El presidente Barack Obama dijo ayer que conversó con el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, sobre la forma de combatir a Al Qaida en Irak durante la reunión de ambos en la Casa Blanca, cuando la violencia recrudece en ese país.

Tras la entrevista entre ambos dirigentes, que duró más de una hora y media, Obama señaló a periodistas que «desgraciadamente, Al Qaida sigue activa (en Irak) y esta actividad ha aumentado recientemente», para luego destacar que junto a Maliki habían «discutido principalmente sobre la forma en que podemos actuar en conjunto para luchar contra esta organización terrorista».

Estados Unidos mantiene la idea de un Irak «unido, democrático y próspero», dijo Obama.

«Hablamos sobre cómo luchar contra el terrorismo. Nuestras posiciones e ideas son similares. Discutimos los detalles de nuestra cooperación» en el asunto, aclaró por su parte Maliki.

En una declaración conjunta emitida después de la reunión, se señaló que las dos delegaciones discutieron «la urgente necesidad de dotar de equipo adicional a las fuerzas iraquíes para llevar a cabo operaciones en áreas remotas donde están instalados los campamentos terroristas.»

«La delegación iraquí expresó su deseo de comprar equipamiento norteamericano para fortalecer los lazos institucionales con los Estados Unidos y reiteró su compromiso de cumplir estrictamente con las leyes y regulaciones de Estados Unidos sobre el uso de estos equipos», de acuerdo con la misma fuente.

El texto no da otros detalles sobre las posibles ventas de armas a Irak. Maliki dijo que espera recibir aviones de combate F-16 y helicópteros Apache para combatir a grupos vinculados a Al Qaida.

La reunión en el Salón Oval marcó el clímax de la visita de tres días de Maliki a Washington, durante los cuales manifestó su deseo de contar con el apoyo de Estados Unidos para luchar contra la ola de violencia más letal que ha sufrido Irak desde hace cinco años.

Desde el miércoles, el primer ministro iraquí multiplicó las reuniones con integrantes del gobierno, incluidos altos funcionarios del Pentágono, y legisladores, abogando en favor de que la «comunidad internacional» lleve a cabo una «tercera guerra mundial» contra «el virus» de Al Qaida.

El jueves el portavoz de la presidencia estadounidense reconoció «un aumento de la violencia en Irak», a la que Washington «condena de la manera más firme». Sin embargo, Jay Carney señaló que Al Qaida fracasará en su intento de «provocar ciclos de represalias religiosas».

Maliki, no obstante, no mencionó este asunto directamente frente a la prensa este viernes en la Casa Blanca, sino que afirmó que la democracia es «frágil pero muy importante» y evocó una ayuda de Estados Unidos para «desarrollar y reconstruir Irak».

Un optimismo desfasado

La precedente ocasión en que fue anfitrión del gobernante iraquí, el 12 de diciembre de 2011, Obama, elegido presidente con la promesa de poner fin a la campaña militar estadounidense en Irak, afirmó que Estados Unidos entregaba a las autoridades locales «un país que se gobierna solo (…) y tiene un enorme potencial».

Dos años más tarde este optimismo parece desfasado, visto el nivel de violencia reinante en Irak, inédito desde 2008.

Desde comienzos de años murieron en el país como consecuencia de atentados más de 5.400 personas, 964 de ellas en octubre, el mes más sangriento desde abril de 2008, de acuerdo con cifras oficiales publicadas este viernes, y a pesar de la realización de operaciones militares de envergadura y del refuerzo de las medidas de seguridad.

En abril de 2008, el récord anterior en materia de víctimas mortales, los fallecidos habían totalizado 1.073. El país salía por entonces de un conflicto confesional que se había saldado con miles de muertos.

El nivel de violencia alcanzado en octubre hace temer por el inicio de un ciclo similar.

La «influencia perniciosa» de Irán

Un alto funcionario del Departamento de Estado explicó el jueves que su país tiene intención de ayudar a Bagdad a luchar «de manera eficaz» contra Al Qaida, proveyéndole incluso de equipamiento militar, como lo solicitó Maliki.

«Los iraquíes nos pidieron sistemas de armamento (…). Respaldamos estas demandas y estamos trabajando al respecto muy estrechamente con el Congreso», indicó, sin brindar precisiones.

El principio de un aumento de la ayuda militar a Irak es defendido por senadores de las dos bancadas, demócrata y republicana.

Sin embargo, el miércoles los demócratas criticaron a Maliki, de confesión chiita, atribuyéndole la responsabilidad de la reanudación de la violencia en razón de su «política sectaria y autoritaria».

Estos «pesos pesados» del Senado exigieron a Obama que haga entender a Maliki que «la perniciosa influencia de Irán en el gobierno iraquí constituye un serio problema» para las relaciones bilaterales entre Washington y Bagdad.

Teherán, dijeron, utiliza el espacio aéreo iraquí para transportar material militar hacia Siria y ayudar al régimen del presidente Bashar al Asad. Maliki lo negó e insistió el jueves en la neutralidad iraquí en el conflicto en el país vecino.

Su portavoz, Alí Musaui, dijo el jueves que los encuentros mantenidos hasta entonces por Maliki en Washington, incluido uno con el vicepresidente Joe Biden, habían sido «serios y fructíferos».

Según la Casa Blanca Biden, quien por encargo de Obama se ocupa de seguir el caso iraquí desde 2009, «reafirmó el compromiso de Estados Unidos de equipar (militarmente) a los iraquíes para combatir a Al Qaida».

2013-11-02 16:21:00