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Por Manuel Hernández Villeta
Santo Domingo, R. D., 4 de marzo, 2024.- La temporada electoral siempre es una feria de ilusiones. Se promete y se espera. En la mayoría de los casos, las manos se quedan vacías. Se piensa más en el bienestar personal, que en buscar salidas colectivas.
Quedó atrás la lucha por un mundo mejor, de jóvenes que se inmolaron, a pesar de saber que la correlación de fuerzas no les era favorable, y se dirigían a un fracaso y a la muerte. Las ideologías congeladas, despertaron ambiciones desmedidas.
Hay nuevos tiempos, donde lo que importa es el salto social individual, porque muchos estiman que el colectivo es una pieza demasiado pesada para ser cargada. Lamentable. El bien colectivo debe ser prioritario.
Con las elecciones presidenciales tocando las puertas, es hora de ir tensando la cuerda, para saber hacia dónde se mueven los vientos. Resurgen las encuestas, y desde ya dan favoritos, ganadores y perdedores.
Queda en el aire si la oposición podrá revertir la derrota de las elecciones municipales. Si todos los partidos tendrán las fuerzas para hacer añicos la abstención. Dejar de votar en forma colectiva fue un jalón de orejas a todos los partidos nacionales.
Es un aviso de que la mayor parte de la población está cansada de los políticos, sus promesas, sus evasivas, del plantear soluciones que nunca se dan. Hay que cambiar la forma de hacer política partidista, porque el pueblo se está casando de sus resultados e insuficiencias.
Sin embargo, el único camino para terciar en la democracia y llegar a un cargo electivo, desde regidor hasta presidente de la República, es mediante las elecciones. Cualquier otro trecho se torna en una violación institucional y de los derechos humanos.
Cuando los partidos desaparecen, surge el guardia con un gobierno de botas y fusil que deja fuera las libertades; o puede llegar la anarquía de la turba multa que asalta el poder luciendo la bandera de las inconformidades..
En la República Dominicana hay una buena plataforma política, que puede mantener la institucionalidad y lograr que el país avance en el desarrollo. Corresponde al liderazgo político nacional trabajar a tiempo completo para evitar los excesos, los enfrentamientos, las descalificaciones y el dejar pasar y dejar hacer.
Superar la abstención, que muchos quieren ocultar y desconocer, dependerá del trabajo que haga cada partido. El pueblo pierde confianza en el partidismo, y es a su liderazgo central que le toca hacer los mea-culpas de rigor, y reemprender el camino. ¡Ay!, se me acabó la tinta.