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Efectivos de Estados Unidos mataron a Vicentico Evangelista

Externa

Por Héctor Tineo Nolasco

Diariodominicano.com

SANTO DOMINGO, el   6 de julio de 1917, Militares de Estados Unidos, mataron a Vicentico Evangelista, quien había participado en la resistencia dominicana contra el Gobierno de Ocupación.

          Vicentico Evangelista, un símbolo de la resistencia  contra la ocupación militar estadounidense  de 1916, y  calificado  por los interventores  como un “gavillero”, había combatido a los militares estadounidenses en varias zonas de la región Este.

El músico y escritor  Julio Gautreau en su obra “Vicentico: Héroe y Mártir Dos Veces”, anota que  por la captura o muerte del general Evangelista los estadounidenses  ofrecieron miles de dólares, pero  no consiguieron  su objetivo.  Las fuerzas patrióticas que comandó Vicentico Evangelista,   pusieron en alto la  Bandera tricolor en las praderas del Este.

“El patriota, verdadero héroe olvidado y de quien casi no se enseña en las escuelas con la finalidad de que el tiempo borre cuanto él y los suyos realizaron, llegó a comandar a más de mil hombres armados hasta de ametralladoras. La mayoría de esas armas se las quitaban a los propios soldados yanquis y sus lacayos. Aunque los altos oficiales norteamericanos enviaron numerosos asesinos a sueldos para matarle, fingiendo que se unían  a su lucha patriótica, siempre  llegó a descubrirlos,  ejecutando  a  varios,  pero  a otros les daba una pela tremenda, soltándolos, dejándolos  presos los yanquis o matándolos porque recelaban de ellos”.     

    Gautreau  apunta  que el general Vicente Evangelista rehusó un salvoconducto y miles de dólares para irse a Venezuela si dejaba de luchar con sus osados  combatientes, igualmente una mayor cantidad si libertaba a unos supuestos ingenieros norteamericanos que había capturado. Esto deja dicho que él no peleaba por dinero, sino por el honor de la República Dominicana”.

También  “rechazó la gobernación de El Seibo, si bien un tiempo después y por la incesante mediación de altas personalidades, hallándose también los ensotanados curas, aceptó la de Macorís. Se dice que lo hizo porque las demás regiones del país estaban tranquilas, nadie combatía contra los invasores. Es como si la mayoría de aquellos habitantes (capitaleños, cibaeños y sureños) contemplaban bien la vulgar intervención norteamericana, algo que con frecuencia se lo recordaban a ‘Vicentico’ los muy sabihondos intermediarios para que dejara su insurrección.  

Gautreau refiere que en una  ocasión Evangelista, fue mal herido al caer  en una emboscada, pero  ayudado por varios compañeros, pudo llegar a su cuartel de la ‘Loma de la Vaca’, “La Loma de la Vaca era un cerro inextricable perdido entre una cadena de montañas en la sección Magarín, El Seibo, a cuya cima sólo podía llegarse caminando por el medio de un arroyo de aguas profundas”. Allí Vicentico  estuvo un tiempo inactivo, hasta curarse, volviendo a combatir con más bríos y patriotismo. “A esos guerrilleros no les importaba el mote que les pusieron: “bandids” los norteamericanos y “gavilleros” aquellos mercenarios dominicanos,  que se pusieron al servicio de quienes mancillaron la Patria de Duarte y Luperón por míseros dólares, esencialmente Trujillo, quien en  trece años llegó desde teniente, 1917, a la cima del poder político de  Dominicana   en 1930 porque así lo quisieron los estadounidenses.    

    “Los  imparciales  investigadores que han rastreado con sumo cuidado la vida de ‘Vicente Evangelista’, aún no se explican la razón por la cual aceptó la Gobernación de Macorís. Algunos aseguran que él era pro germánico, efectuándolo con la  intención táctica de introducir armamentos por el puerto local con ayuda de los alemanes en un buque neutral (¿tal vez para después atacar la capital?), ya que cuando aquello aconteció la Primera Guerra Mundial se encontraba en plena vigencia y los germanos anhelaban en  gran manera extenderla, esencialmente en una nación intervenida del Caribe Latinoamericano. Y quizá por la citada posibilidad fue que luego de firmarse aquel ‘Tratado de  no  Combate’, el Alto al Fuego entre las partes  suscrito entre ‘Vicentico’y un supuesto alto oficial yanqui ( luego se averiguaría que era un matón sargento gringo disfrazado de coronel), nuestro héroe y parte de sus combatientes (Evangelista dejó buena parte de su tropa entre los cerros con los mejores armamentos al mando de Ramón Natera por cualquier posible engaño y siguieran  combatiendo), fue recibido con honores en la Gobernación por la población y autoridades. Esa edificación se hallaba en aquel tiempo frente al Parque Duarte.    

   “Entonces los norteamericanos, como buenos descendientes de los monárquicos ingleses, se quitaron su horrible e hipócrita careta (algo no raro en ellos), y sin respetar lo pactado, en el Documento para dejar de batallar, le condujeron preso a su cuartel de Miramar –éste estaba por donde se halla el ‘Hotel Macoríx’.  Varios sujetos certifican que fue llevado a pie por la calle Sánchez, a empujones y golpes, encadenado por los tobillos y manos. Le hicieron una de las humillaciones más terribles que se ha visto en Macorís. Comentan que curiosos, la mayoría ‘lúmpenes’ con botellas de alcohol en las manos, pagados, chillaban a toda voz maldito asesino-gavillero”, y que les lanzaban huevos,  orines,  cáscaras  de  naranjas,  etc. Otros consideran que le  condujeron en una carreta de basura, sucediendo lo anterior.

    ¡»Caramba, cuánta deshonra, cobardía y traición en contra de un héroe!”

    Gautreu anota que el  Comandante Evangelista fue asesinado próximo a la medianoche del mismo día de su detención, 6 ó 7 de Julio de 1917, sin hacerle ningún juicio, violándole todos sus derechos. “Se asegura que fue denunciado por ciertos seudos ‘intelectuales’ que deseaban dirigir la lucha nacionalista desde la sombra, sin arriesgarse para nada y luego pasar factura. Aparte del dinero que recibieron por su pusilánime felonía, serían después diplomáticos del trujillato por muchos años”.

    “Se ignora en dónde sepultaron el cuerpo de ‘Vicentico’, ya que jamás fue hallado. ¿Sus criminales lo lanzaron al mar, amarrado a un objeto pesado como con frecuencia efectúa la conocida MAFIA, esa incondicional aliada del Vaticano y de la CIA? ¿Fue enterrado secretamente en el viejo cementerio de Villa Providencia o por el ‘Pley Coloráo’? ¿En dónde reposan los restos del olvidado Comandante Guerrillero, mortificado por hombres sin dignidad que no respetaron el convenio rubricado entre los interesados por lograr el Alto al Fuego en el Este? ¿Qué habrá pasado con su Diario de Campaña, del cual aseguran sus partidarios, también su hija, que siempre llevaba consigo, anotando cuanto sucedía? ¿Qué le ocurrió al supuesto Documento con el cual lo engañaron, firmado por testigos, incluyendo un jerarca de la Iglesia Católica? ¿Se limpiaron el trasero con el mismo, algo común entre los yanquis, ya que así lo atestigua la historia, empezando con los propios nativos de Norteamérica, a quienes mataron por montones para hurtarle sus terrenos?    

 “Vicentico,  fue el único combatiente fusilado de modo tan extraño, sin explicación, escondiendo hasta su cadáver a familiares y amigos que lo reclamaron. ¿Por cuál razón lo hicieron? Es una interrogante que nunca los interventores dieron a conocer. ¿Temieron, igual que los sacerdotes Judíos con el sepulcro de Jesús, que se convirtiera en un verdadero mausoleo de peregrinaje? Claro, esto es muy probable. Su desaparición continúa siendo una gran incógnita”.

Al comentar  el tratamiento dado a Vicentico y sus compañeros,  Gautreau  pregunta: “¿Por qué ninguna autoridad gubernamental ha levantado en el Este un Monumento a todos esos valerosos hombres que combatieron su lucha nacionalista contra el yanqui invasor, como se hizo con La Barranquita en el Cibao y la obra en El Seibo sobre la emboscada de Palo Hincado cuando aún la República Dominicana no existía? Nada de esto se ha realizado porque no eran capitaleños y mucho menos cibaeños… Sin embargo, lentamente la verdad se va abriendo paso, y muy de veras llegará un régimen que los pondrá en su justo lugar. Mientras tanto, debemos confirmar: ¡Loor por siempre a los héroes que valerosamente ofrendaron sus vidas durante varios años, combatiendo contra los interventores norteamericanos en 1916!”.    

Refiere que en  la administración municipal del Ayuntamiento de Macorís, 1986-1990, cuando el munícipe Manuel Rodríguez Robles era presidente de la Sala Capitular, los honorables Regidores aprobaron una solicitud de varios compueblanos, solicitada por el autor, para que una vía de la ciudad llevara el  nombre del general Vicente Evangelista, ‘Vicentico’. Pero no fue hecha de inmediato, pues las autoridades esperaron para rotularla junto a otras calles pedidas por las mismas personas.

  No obstante, Gautreau  anota:  “ Debo informar que la rotulación de esas calles se realizó  durante  una  preciosa  tarde con  la  asistencia  de poquísimas personas. Se leyeron semblanzas de esas grandes personalidades. Me sentí feliz. Debo confesar que mientras los poetas don Vinicio Vguera Ozuna y Félix Ramírez Sepúlveda declamaban versos y cantaban hermosas  baladas, tocando Rafael (‘Capi’) Daguendó Carbuccia su violín, yo me acordaba de mi profesora Camila Álvarez, quien me enseñó a leer con inmenso amor. Además, traté de imaginarme a los intrépidos nacionalistas Vicente Evangelista, Ramón Natera, Telesforo Santana Polanco (sobrino de ‘Vicentico), Martín Peguero, Basilio Santana, Ramón Batía, etc., galopando por nuestra llanuras. Asimismo al escritor Andrés Requena escribiendo su obra que lo llevó a la muerte, «Cementerio sin cruces.»

          El Gobierno de Estados Unidos había declarado un Gobierno de Ocupación en la República Dominicana,  a partir del  29 de noviembre de 1916, lo que  provocó una resistencia que se sintió en las distintas regiones de República Dominicana.