Editorial

Por Fin!

Por Fin!

La sentencia de la Suprema Corte que eleva de 20 a 30 años la prisión al ex coronel Joaquín Antonio Pou Castro cierra otro capítulo del largo calvario que ha habido que esperar para que la justicia resplandezca sobre el cobarde asesinato del periodista Orlando Martínez.



Aunque desde aquel fatídico 17 de marzo de 1975 hubo que esperar 32 años para que se haga justicia, la sentencia contra Pou Castro, uno de los principales implicados en el horrendo crimen, simboliza un mensaje contra la impunidad que históricamente ha reinado en la sociedad dominicana. En muchas ocasiones las esperanzas parecían haberse perdido, pero los anhelos de que los culpables fueran castigados terminaron por imponerse.



Con el ex oficial ya han sido enjuiciados los autores materiales de uno de los crímenes más execrables de las últimas décadas. Los autores intelectuales, una de las espinas que perturban a familiares, relacionados y otros sectores, es todavía una incógnita que algún día habrá de despejarse.



Orlando, paradigma del periodismo comprometido con las causas más nobles y los más sanos intereses, fue víctima de la intolerancia y los abusos de poder que había denunciado con valentía. Sabía que su vida corría peligro pero jamás se arredró ni convirtió su pluma en marioneta al servicio del mejor postor.



Lo menos que se podía hacer con un periodista de su estirpe, símbolo de la libertad y la honradez, era justicia. Si no del todo, la sentencia de la Suprema contra Pou Castro allana todavía más el camino para que algún día ese oprobioso capítulo de la historia contemporánea pueda cerrarse definitivamente.



Como ningún crimen debe quedar impune, la sentencia tiene que implicar un compromiso solemne contra asesinos, ladrones y todos quienes hayan infringido las leyes en detrimento de los demás. Si bien ha habido alentadoras expresiones, el fallo debe marcar un precedente para que la justicia juegue el rol que le compete en un Estado basado en la igualdad de la ley.



Para el periodismo al servicio de la verdad es invaluable el fallo que eleva de 20 a 30 años la pena a Pou Castro. Implica que jerarquía e influencias no garantizan impunidad ni son atenuantes a la hora de juzgar crímenes y delitos. Pero además porque cierra una página de oprobio, para la que ha habido que esperar lo que en algún momento parecía una quimera.



El Nacional 20/12/2007

2007-12-21 04:44:57