Mi Voz, Opiniones

A Pleno Sol Nuestra educación

Por Manuel Hernández Villeta

El sistema educativo nacional tiene que ser modernizado. No es posible que la escuela padezca un atraso fundamental, al tiempo que está recibiendo los mayores recursos económicos  en su historia. El salto impulsado por lo monetario no ha servido para mejorar la enseñanza.

Se tiene que comenzar con la reeducación de los maestros. La mayoría no está apta para impartir docencia. Se puede ver con claridad en las pruebas para la admisión de los educadores, donde casi todos fallan. Con ese personal es difícil poder impartir una docencia de calidad.

No son válidos  las comparaciones del maestro de ayer, y el de hoy. En pocas ocasiones el tiempo pasado fue mejor. Siempre median de por medio circunstancias especiales y específicas. El maestro de hace varias décadas era un ejemplo de anegación y deseo de superación. La mayoría eran empíricos y de vocación. Hoy la casi totalidad de los docentes salen de institutos especializados y universidades.

Pero se nota las  fallas de preparación y una casi total ausencia de vocación. A la mujer o el hombre encargados de impartir enseñanza le interesa más el salario y los préstamos que cumplir con su trabajo. Es la dura realidad de ahora mismo en las escuelas.

Como dice un viejo refrán primero se tiene que pensar en la gente. Es al docente que hay que capacitar para que cambie la forma de enseñanza. Se invierten millones de pesos para que se construyan escuelas modernas, pero la hierro y el cemento no son suficientes para lograr la plena capacitación.

Para comenzar a trabajar tiene que haber armonía entre el ministerio de Educación y la Asociación Dominicana de Profesores. Siempre tienen posiciones contrapuestas. Pero son los dos responsables del sistema, y  por lo tanto se debe dar el entendimiento entre ellos.

Hay  que crear asociaciones de padres en todas las escuelas, y mantener una directiva a nivel nacional. Lamentablemente muchos padres no le dan seguimiento a la educación de sus hijos, y se conforman con enviarlos a las aulas, y esperar que les ofrezcan desayuno y almuerzo.

La escuela pública tiene que ser rescatada de la inercia donde se encuentra. Es vital mejorar los niveles de la enseñanza, adecuar los textos al siglo 21 y sobre todo que se recuerde que la enseñanza tiene que ser  un sacerdocio y una vocación, y  no un trabajo para simplemente cobrar a fin de mes. ¡AY!, se me acabó la tinta.

Manuel Hernandez Villetamanuel25f@yahoo.com