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Flujo migratorio inédito en Centroamérica, entre crisis y «efectos llamada»

diariodominicano.com

Por José Gabriel Martínez

MEXICO, 22 nov (Xinhua) — El 2021 ha sido para Centroamérica no sólo otro año de pandemia del nuevo coronavirus (COVID-19), sino también uno de flujo migratorio inédito.

Entre el 1 de octubre de 2020 y el 30 de septiembre de 2021, el número de migrantes detenidos por autoridades estadounidenses, la mayoría centroamericanos y haitianos, alcanzó el máximo histórico para un año fiscal de 1.734.686, de acuerdo con datos de la Oficina de Aduana y Protección Fronteriza de Estados Unidos.

En México, último país de tránsito para quienes emprenden la migración irregular por tierra hacia Estados Unidos, se contabilizaron de enero a agosto más de 147.000 migrantes irregulares, el triple de lo registrado en igual período de 2020, según cifras del Instituto Nacional de Migración (INM).

Una caravana migrante transita actualmente mermada por el estado mexicano de Veracruz tras 28 días de recorrido desde la ciudad de Tapachula, en Chiapas, y fronteriza con Guatemala, mientras otra partió del mismo lugar el 18 de noviembre para unírsele y proseguir a la frontera con Estados Unidos.

Las autoridades mexicanas han afirmado que los integrantes del primer contingente, que llegaron a sumar en los primeros días cerca de 4.000 y hoy apenas llegan al millar, fueron engañados con la idea de que los van a dejar ingresar a Estados Unidos. Gobiernos de la región y expertos atribuyen el incremento del flujo migratorio a engaños y malentendidos de esa índole, además de a la crisis económica derivada de la pandemia de COVID-19.

Tales engaños derivan de lo que se conoce como «efecto llamada», término que refiere a una política de acogida o de liberalización de trámites para facilitar el proceso migratorio, cuyos efectos pueden ser programados o imprevistos, a partir de anuncios y declaraciones mal interpretadas.

El año ha estado marcado por estos «efectos llamada» como consecuencia de anuncios de cambios en política migratoria de la actual administración estadounidense.

ENGAÑOS Y CREENCIAS

Además de las actuales caravanas, México enfrentó de septiembre a noviembre otras concentraciones de migrantes como consecuencia de «efectos llamada», engaños y creencias.

La extensión del estatus de protección temporal (TPS, por sus siglas en inglés) a los migrantes haitianos en Estados Unidos provocó que unas 14.000 personas, la gran mayoría de esa nacionalidad, quedaran atrapadas a finales de septiembre bajo el puente internacional de Del Río, Texas, y en Ciudad Acuña, en el estado mexicano de Coahuila (noreste). La escena dejó imágenes de maltrato físico a los migrantes por agentes fronterizos estadounidenses, un hecho condenado por la comunidad internacional.

El canciller mexicano, Marcelo Ebrard, explicó que los haitianos fueron engañados o malinterpretaron la extensión del TPS. Pensaron que recibirían asilo en Estados Unidos, cuando la medida sólo aplicaba para los que ya estaban allí.

Similares engaños, según las autoridades mexicanas, sufrieron los migrantes de cuatro caravanas que se formaron en apenas ocho días desde el 28 de agosto, y de las dos que actualmente buscan llegar a la frontera del norteño estado mexicano de Sonora con Arizona, Estados Unidos.

La reapertura de la frontera México-Estados Unidos a actividades no esenciales el 8 de noviembre ha provocado un nuevo «efecto llamada», argumentaron los organizadores de la caravana que recorre Veracruz para fijar su único destino en la frontera, luego de que inicialmente manifestaran que el objetivo era llegar a la Ciudad de México para agilizar trámites de regulación migratoria.

También con la creencia de que serán recibidos en Estados Unidos, cerca de mil migrantes, incluidos 300 menores y ciudadanos mexicanos, permanecen desde febrero en un campamento en la garita peatonal de El Chaparral, en Tijuana, Baja California (noroeste), lo que impidió la apertura de ese cruce fronterizo entre México y Estados Unidos el 8 de noviembre.

En otros puntos del norte mexicano la reapertura de la frontera a actividades no esenciales ha sido confundida con trámites de asilo, y ello conlleva a un mayor flujo de migrantes en localidades con cruces fronterizos.

CONSIDERACIONES DE EXPERTOS

Los albergues de migrantes en todo México se ven rebasados conforme 2021 da sus últimos compases, una situación a la que expertos consultados por Xinhua no le ven solución en el corto plazo.

Para el profesor e investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Rodolfo Casillas, la atención a las causas estructurales de la migración contemplada en el nuevo enfoque de los gobiernos de México y Estados Unidos es una medida coadyuvante que podrá tener resultados cuando se aplique, pero no de manera inmediata.

Por ello, afirmó, la política de contención en México se va a mantener, lo que hace que ante el crecimiento del flujo migratorio irregular el país pague «un alto costo político, cuando el principal beneficiario es Estados Unidos».

En este último país, la visión del fenómeno migratorio está muy permeada por la idea de la migración económica indocumentada, lo que impide que su frontera con México esté preparada para manejar flujos distintos que necesitan protección humanitaria, analizó la presidenta de El Colegio de México, Silvia Giorguli.

La académica estimó que el continente americano es muy móvil en materia migratoria, y prepararse para gestionar esa movilidad es un elemento clave en el tratamiento de la migración.

Sin embargo, afirmó, la falta de condiciones y preparación en Estados Unidos y México propicia situaciones críticas como las que dejaron «repudiables» imágenes de maltratos y violaciones de derechos. Tales carencias están condicionadas, a juicio de la académica, por el hecho de que «no hay congruencia entre las políticas que se anuncian y los recursos para atender y responder», lo que no permite avizorar escenarios distintos en el corto plazo.