Mi Voz, Portada

La Navidad: ¿Novela histórica?

Manuel Matos Moquete

La novela La Navidad Memoria de un naufragio, de Marcio Veloz Maggiolo ha sido etiquetada como novela histórica. Así la presenta la editorial Ediciones Lacre al publicarla en la Colección Maestros de la Novela Histórica. Esa condición es avalada por el autor, quien presentó ese texto a un certamen de novelas históricas, obteniendo la mención Finalista del Premio Hispania de Novela Histórica 2013, en España.Algunos lectores y críticos literarios se han apresurado a enfatizar ese valor, el carácter histórico de esa novela.


Sin embargo, mi lectura de esa obra no me permite semejante apreciación. Y, no puedo evitar hacerme la pregunta: ¿Es en verdad una novela histórica?

Indudablemente, la novela se construye en base a la memoria histórica. Ese es un dato declarado desde el subtítulo Memorias de un naufragio. Pero, a la vez en base a una memoria ficticia; un dato inherente a la condición de novela.


Por tanto, en esa obra confluyen dos tipos de memoria, la histórica y la ficcional. Son dos realidades o dos universos reconocibles en el texto. Entonces, el asunto sería plantearse: ¿Cómo se relacionan esas memorias, esos niveles de realidad? Nuestra propuesta de lectura consiste en decir que la relación principal es de antítesis y conflicto. La homología es imposible. La armonía entre esos dos mundos es problemática, pues coexisten en constante tensión.


El conflicto es el modo de relacionarse; y esa relación representa el aspecto político de la obra, que se dirime mediante la superación de una memoria sobre la otra: la ficticia se impone a la histórica consagrando el triunfo del arte, la emoción y el imaginario sobre la lógica del sentido de la historia.

La memoria ficcional implica reconstruir el imaginario del autor en el proceso de recreación de esos acontecimientos y la invención de una historia ficticia basada en la historia real. Es una memoria literaria que cortocircuita, bloquea, la memoria histórica, interfiriéndola,incluyéndola, excluyéndola ;al proponerse como maravillosa interpretación de la memoria histórica.

Se produce así una desvirtuación de la memoria histórica por la memoria ficcional. Empleamos aquí ese término de la manera estrictamente denotativa: Acción y efecto de desvirtuar. Desvirtuar: ”Alterar la verdadera naturaleza de algo”;” Quitar a algo la virtud, sustancia o vigor.” (DRAE)


Así es, en esta novela los datos históricos son constantemente alterados y cambiados en su naturaleza, virtud y vigor. Y, asimismo, queda comprometida la condición de novela histórica. No es que en la novela no se presenten hechos y personajes fichados en las crónicas de Indias como verdaderos. Es que esos datos han sido contaminados por la ficción, intencionalmente urdida por el novelista, hasta lograr que lo histórico sea sojuzgado por lo ficticio; quedando bajo su lógica y dominio; reduciéndose a parte de ella, como anclaje referencial; si se quiere, fondo o contexto, pero usado como simple decorado histórico.

El principal recurso de desvirtuación de la memoria histórica por la memoria de la ficción es el enfoque imaginativo y novelable que Veloz Maggiolo da a los dos hechos históricos alrededor de los cuales se narra en la novela: el naufragio de la nave Santamaría y la fundación y destrucción del fuerte La Navidad. Esos acontecimientos son presentados desde la perspectiva no histórica,sino imaginativa y emotiva; crítica y metafórica.

En la novela esos acontecimientos son un pandemonio, sobre los cuales se propagan versiones que se repiten, quedando todo en las brumas y las elucubraciones. Hay poca información referencial, verificable, pues, incluso los hechos del diario de Colón y de los demás cronistas , son solo motivos narrativos para la memoria ficticia.

El otro recurso importante de la desvirtuación, de la subversión, puesto que de eso se trata, de lo histórico en esa novela, es el estatus de los personajes. Todos. Nathaniel, el principal. Casilda, Jariquena. Los frailes de la Orden de san Jerónimo. E incluso aquellos que encarnan el perfil de la historia de La Española: Colón, Guacanagarix, Caonabo.

En todos se resaltan elementos críticos, satíricos y caricaturescos que implican la visión del autor sobre la historia de aquella época;su distanciamiento de ese plano, quedando solo el valor antropológico en base al cual se labran las fachas de la ficción. Son personajes engañifas. Primero, dos personajes menores, Casilda y Jáquima, nos advierten del enredo de la trama la novela. Luego, Nathaniel, quien desde su memoria personal redobla la memoria ficticia en detrimento de la historia.,erosionándola aún más .


En la novela, la marca más significativa de Nathaniel, es resaltada por su situación “media lengua”; condición físico-psíquica del protagonista que narra su propia historia y la de La Española en los tiempos primeros del descubrimientos de América. Y así, arrítmica como su voz es la memoria entrecortada y desfalleciente que a saltos fluye en el curso de la escritura de la carta en la que se plasma la narración de la obra.

Ingenioso recurso del autor que debe ser resaltado desde el inicio de la lectura puesto es a través de este acuerdo entre la memoria y la creación que podríamos acceder al preterido mundo del naufragio de la Santamaría y la fundación y destrucción del fuerte La Navidad, envuelto en la bruma del lejano tiempo; así como al conjunto de acontecimientos autobiográficos relacionados Cristóbal Colón, Guacanagarix, Caonabo, Casilda, ariqueña y otros interesantes y enigmáticos personajes de aquellos tiempos.

Es preciso notar que Veloz Maggiolo emplea en varias de sus novelas el recurso del narrador de habla y memoria defectuosas; sea afectado ´por alguna enfermedad física, mental, por la edad, sea porque las cosas que se recuerda son inasibles de por si, por ser de naturaleza extraña, porque el tiempo las ha vuelto confusas.

Las memorias de ese personaje sobre en La Española se narran acorde con esa situación, y asimismo la historia que cuenta la novela que, afectada constantemente por interrupción, zigzagueos y saltos, de tal manera que el narrador tiene que retroalimentar constantemente la memoria con ayuda de la escritura, pues antes le era difícil por falta de habla:

“Sigo a saltos, porque no soy sino un aventurero que ahora puede decir a veces con la pluma y palote lo que ha pasado y vivido.”


Y con ese trauma, las fallas en el narrar se agravan mezclando hechos y momentos con otros, sin una cronología definida, por la dificultad de recordar hechos lejanos en el tiempo. En su caso, por no poder hablar ni conversar, pero en general, porque no pudieron ser registrados por medios escritos ni orales.

“Como supondréis mezclo fechas y algunos hechos presentándolos primero que otros. Es natural, porque el calendario durante aquella estada no era de mi propiedad, y a veces ni los mismos compañeros o marineros de los viajes sabían si era miércoles o sábado: Durante algunos días que fueron confundidos con el domingo, los curas traídos por Colombo dieron misas.”

Toda esa versión de Nathaniel se derrumba al final de la primera parte de la novela, que abarca casi la totalidad del texto, al conocerse u documento del Archivo de Indias que contradice todo lo narrado hasta ese momento, a través de otras memorias fragmentadas y dispersas. Es un procedimiento usual en Veloz Maggiolo: multiplicar las versiones desvirtuando el decir y lo dicho por un narrador por el decir y lo dicho por otro narrador.

La memoria personal de Nathaniel daba la apariencia de que aun en la ficción, lo histórico podría sostenerse confortablemente en la historia de esta obra, aun sea por la coherencia de la narración. Pero, el novelista ha jugado al caos, a la confusión total, quitando solidez al relato, y retirándole el pie de amigo. El proceso de desvirtuación de lo histórico se acrecienta al final de la primera parte ,enfatizándose en las restantes páginas y lanzando por la borda la condición de histórica de la novela La Navidad