Opiniones

Medicamentos Falsificados

EL TIRO FAPIDO

Mario Rivadulla

Una vez más la Asociación de Representantes, Agentes y Productores Farmacéuticos, Inc. (ARAPF) pone el dedo en la llaga que constituye la comercialización de medicamentos falsificados, una sostenida lucha que esta entidad ha venido librando desde hace años con la relativa y ocasional cooperación de las autoridades sanitarias.

En un comunicado mediático dirigido al Ministro de Salud Pública denunciando la injustificada demora en cambio, en entregar el registro sanitario a fármacos de larga data y probada calidad en el mercado nacional, retraso que en algunos casos llega a tres años, la ARAPF advierte que en el último año y medio se ha acrecentado la comercialización de patentizados falsos. El negocio, según expresa, es de tal magnitud que se estima alcanza a unos mil millones de pesos anuales.

En ocasiones, gracias a gestiones de la propia ARAPF, autoridades sanitarias con el auxilio de ayudantes fiscales han podido decomisar productos farmacéuticos ilegales en depósitos donde son almacenados para su posterior distribución en expendios al detalle. También se han efectuado incursiones en algunas farmacias que participan de esta verdadera mafia, prestándose a ofrecerlos al público sin importar las consecuencias para la salud de los usuarios

Estas acciones no han estado exentas de riesgos. Detrás de este productivo negocio ilegal, se mueven poderosos intereses y algunos influyentes políticos y hasta auroridades de uniforme. Ejemplo: hace cierto tiempo, en el curso de un operativo llevado a cabo en una farmacia donde se detectó la existencia de medicamentos falsificados, se presentó un diputado que asistido de dos guardaespaldas armados empujó y arrojó al suelo violentamente al ayudante fiscal frustrando la acción judicial.

Pese a que el Código Sanitario establece fuertes penas de prisión y elevadas sanciones económicas para quienes importen, fabriquen o distribuyen medicamentos de contrabando, falsificados o sin registro sanitario, en la mayoría de los casos llevados a los tribunales las penalidades impuestas han sido tan benévolas que más que un freno constituyen un incentivo para mantenerse activo en el ilegal negocio.

Los perjuicios que conlleva esta actividad delictiva son incontables.

Para el Estado representa dejar de percibir los impuestos correspondientes.

Para los representantes, agentes y fabricantes de medicamentos que operan con apego a la ley, una competencia del todo desleal a más de ver comprometido el prestigio y confiabilidad de sus marcas, en particular en los casos de falsificación.

Pero sobre todo, cuenta el riesgo que constituye para los usuarios al consumir medicamentos que no reúnen la dosificación de los ingredientes activos requeridos para la cura efectiva de los usuarios. No solo no remiten la enfermedad, sino que en muchos casos la agravan. Esto representa adicionalmente un mayor costo económico para los pacientes.

Se trata de una actividad inescrupulosa y punible que pone en riesgo lo que nunca debe estar en juego como son la salud y la vida misma de los pacientes, pero que el peso de influyentes razones ocultas ha impedido a las autoridades hincarle el diente como es debido.

Hora es ya de que también de que con este grave asunto se cumpla la promesa de presidencial hacer lo que nunca se ha hecho.

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2013-07-15 13:49:03