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Tristeza en México, Messi y Enzo, los verdugos, Memo la víctima

Ciudad de México, 26 nov (Prensa Latina) Tristeza en México tras esperanzas de romper la maldición de casi dos décadas de perder con Argentina, hoy de 2-0 en el estadio qatarí de Lusail, donde ni el aire acondicionado evitó sudor mexicano.    

  • noviembre 26, 2022
  • CST18:02 (GMT) -0500

Es como si los mexicanos estuvieran de luto y con mal presagio para el resto del cacareado y criticado Mundial de Qatar 2022 que aun así, paralizó este sábado hasta al compulsivo verbo político como si en el lenguaje popular, profesional y hasta de los culturosos, hubiese una sola palabra: fútbol.

Los mexicanos, con un reconocido amor a los colores de su bandera, pintaron todas las ciudades y campiña de verde, el que identifica a la selección nacional, mientras que los confeccionadores de fuegos de artificio hicieron su agosto y agotaron voladores, cohetes y petardos, que no pudieron ser usados.

El gobierno facilitó todo tipo de espacio público los cuales habilitó con gigantes pantallas para que los ciudadanos se sintieran como si estuviesen en las arenas de Qatar, viviendo directamente el crucial partido, como los 80 mil que viajaron a Doha, muchos empeñando hasta los calzones para no perderse lo que estimaban iba a ser un hecho histórico.

El mundial era muy importante, pero dentro de la competencia universal resaltaba para ellos este encuentro con Argentina donde saldría de nuevo un encono deportivo -aunque son pueblos hermanos- con los albilcelestes, motivo de discordias y escarceos en Doha cuando se encontraban en cualquier lugar de ese pedazo del desierto que flota sobre un océano de petróleo.

Realmente el encuentro se vivió con el frenesí esperado y arrancó en medio de un aumento de las palpitaciones, casi a nivel de infarto, que se fue incrementando en el primer tiempo cuando el balón parecía destinado a no salir de la cancha verde.

Pero eso fue un estímulo para el mezcal y el tequila de apenas poco menos de 30 minutos porque a partir de allí sucedió lo contrario y fue cuando los mexicanos, no muy acostumbrados a sudar la camiseta, comenzaron a empaparla obligado por un juego dinámico y ofensivo de los australes que los mantuvo corriendo todo el tiempo las cuatro esquinas.

Como dice la canción, los mariachis callaron desde el último tercio del primer tiempo y la pesadumbre se fue apoderando lastimosamente de decenas de millones que ya vislumbraban el desastroso final.

Este pesimismo se confirmó cuando de nuevo el inconmensurable Messi pateó con tal fuerza el balón desde atrás que los resortes de Memo Ochoa, con su descomunal salto y largos brazos, fueron insuficientes para detenerlo.

Un gol que en ese mismo segundo pasó a la historia. La angustia la remató Enzo casi en las postrimerías.

México se quedó con un punto y se va al último lugar del Grupo C y con muy difícil ánimo, como a les pasa a los pobres para subir la cuesta de enero.

En los lugares habilitados para la gran fiesta la retirada de la gente fue en silencio, y de grandes muchedumbres en todas las alcaldías de la capital que pensaban concentrarse en la columna de El Ángel de la Independencia, regresaron a sus casas cabizbajo, como los finales de una tragedia griega.

oda/lma

Messi frotó la lámpara, Argentina sigue viva en Qatar

Lusail, Qatar, 26 nov (Prensa Latina) Ahogado en un mar de piernas mexicanas, desde fuera del área, Lionel Messi recibió el balón, fijó la mirada y dejó la vida hoy en un disparo que terminó en su enésimo grito de gol.    

  • noviembre 26, 2022
  • CST16:48 (GMT) -0500

En el minuto 64, el golpeo, raso y ajustado al palo derecho, superó por centímetros al portero Guillermo “Memo” Ochoa, y las gradas del Estadio Lusail movieron los cimientos de Qatar, un país levantado sobre arena, epicentro este sábado de un sismo futbolístico.

La anotación de “La Pulga” -segunda en la presente cita mundialista- limpió su alma después de más de una hora de intentos infructuosos frente a una escuadra azteca precisa en cada corte, sin gota de cobardía delante de las 80 mil almas que colmaron la instalación.

«¡Messi, Messi!”, el coro bajaba de las tribunas entre una euforia incontenible: su capitán, el último genio del balompié universal, el mejor jugador del siglo XXI, había frotado la lámpara. Fueron instantes de felicidad.

Todavía faltaba parte del trabajo. «¡Vamos, vamos!», exclamaba el nacido en Rosario el 24 de junio de 1987 para animar a sus compañeros luego de darle un giro de 180 grados al andar de la “Scaloneta” en el Medio Oriente. La permanencia colgaba de un hilo, como también los meses de esfuerzos y los sueños de millones de hinchas.

Y en medio de la locura que desata esta disciplina tan inverosímil, el sustituto Enzo Fernández, ex River Plate y actual centrocampista del Benfica, sacó un tiro con precisión quirúrgica y otra vez Ochoa terminó vencido, noqueado ante el pandemónium.

Como era de esperar, la marea albiceleste coreó su nuevo himno de combate. Pletórica de emoción, gritaba: «Muchachos, ahora nos volvimos a ilusionar, quiero ganar la tercera, quiero ser campeón mundial. Y al Diego, en el cielo lo podemos ver, con Don Diego y con La Tota, alentándolo a Lionel».

La imagen de su Dios, Diego Armando Maradona, apareció entre palabras y rimas, porque así como en 2014 surgió la emblemática canción «Brasil, decime qué se siente», los gauchos no dejan de tirar de cábalas y apretar sus gargantas con el hit «Muchachos, esta noche me emborracho».

Argentina venció 2-0 a México sin exceso de detalles técnicos o toques exquisitos; no tuvo la contundencia que muchos presagiaron antes del comienzo del torneo, pero bastaba con ganar… y ganó. La “Scaloneta” sigue viva de la mano de Messi y tendrá otra «final» contra Polonia para sellar su avance a la siguiente ronda de Qatar 2022.

ale/jdg