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El Muro y su simbología patriótica

diariodominicano.com

Por Manuel Díaz Aponte

Santo Domingo, R. D., 9 de septiembre, 2022.- Ningún país en el mundo puede permitir que extranjeros entren como “perros por su casa” violentando sus normativas y territorio, por eso, erigir el muro en la frontera con Haití es una acción patriótica, valiente y de seguridad nacional.

La dimensión histórica de esta muralla tiene entre sí muchas implicaciones y una de ellas es que nos levanta la dignidad como nación, porque, aunque la República Dominicana ha sido muy solidaria con el vecino haitiano no puede seguir cargando por sí sola con su tragedia.

Obsérvese que la mayoría de los dominicanos apoya la construcción de la verja perimetral que viene levantando el gobierno del presidente Luis Abinader a un costo aproximado de 31 millones de dólares.

¿Se atrevería criticar dicha obra algún aspirante presidencial en el país? El que lo intenta se “quema” inmediatamente ante el electorado nacional que lo vería como un antipatriota y renegado que no defiende el terruño que nos legaron nuestros Padres de la Patria.

Juan Pablo Duarte, Matías Ramón Mella y Francisco del Rosario Sánchez, como hacedores de nuestra dominicanidad, siempre deberán estar presentes en el corazón y mente de cada ciudadano del país.

A ellos, les debemos la identidad nacional, la historia de un pueblo heroico que luchó tenazmente hasta conquistar la Independencia Nacional, en aquella inolvidable epopeya del 27 de febrero de 1844.

Un magno acontecimiento en los anales de la historia dominicana que nos marcó para siempre y que debe seguir siendo eternamente el faro de luz en la defensa de nuestra soberanía e identidad como nación.

La comunidad internacional le ha dado la espalda a los haitianos en medio de una crisis política, económica e institucional que cada día adquiere mayor deterioro. Por tanto, ese escenario demanda todas las medidas preventivas por parte del gobierno de la República Dominicana.      

El respeto a la soberanía y territorio dominicano es innegociable y por tanto, es correcta la decisión del presidente Luis Abinader de prohibir la entrada al país del ex primer ministro interino de Haití, Claude Joseph, así como a 12 cabezas de bandas criminales haitianas.  

Joseph, quien aspira a ser presidente en Haití ha sido muy irrespetuoso contra los dominicanos acusándolos constantemente de racistas. Es un manipulador y “desafiante mentiroso”, que vive creando fábulas y lanzando dardos contra el país.

El Instituto Duartiano a través de su presidente Wilson Gómez Ramírez, manifestó su respaldo a la orden dispuesta por el presidente Abinader indicando que Joseph “ha asumido una conducta irrespetuosa y hostil contra una nación que, como la República Dominicana, cuanto ha hecho es aportar a favor de Haití, más allá de sus posibilidades, comprometiendo el presupuesto general y parte del bienestar de muchas familias pobres dominicanas que no reciben lo que están llamadas a recibir por dar cobertura a numerosas familias haitianas que se han establecido de manera irregular e ilegal en esta parte de la Isla”.   

El caos e inestabilidad política prevaleciente en el territorio haitiano representan una seria amenaza para la República Dominicana, lo que debe obligar a las autoridades a estar siempre precavida, adoptando las medidas necesarias para preservar nuestra integridad y paz social.  

Escudo Protector

La construcción del muro avanza y afortunadamente ya se aprecian sus primeros vestigios que permitirán redoblar la vigilancia y hacer más efectiva los controles y bloqueos migratorios de tráfico humano, drogas y comercio ilícito.

Sobre la edificación de la obra, el ministro de Defensa, teniente general, Carlos Luciano Díaz Morfa, en un recorrido reciente por allí manifestó que: “El proceso va avanzando bien. Pronto se verán las torres, de las que ya hay una casi terminada; en la pirámide 18, sumando los dos tramos tenemos unos 700 metros y entre las 12 y 13 otros 1,200 metros listos. Eso es en concreto, pero ya comenzamos a colocar la malla ciclónica de acero y tenemos muchos kilómetros. Hay que ver las carreteras que lleva a ambos lados, las serpentinas, las puertas… todo eso es un proceso que va bien”.         

Los 391,6 km que conforman la frontera de República Dominicana con Haití proyectarán una imagen nunca vista en la historia en esta región del Caribe.    

Es norma protocolar y de legítima soberanía que cada país guarde, proteja y vigile su frontera como ha ocurrido a través de la historia. Vivimos una época donde el crimen organizado y la delincuencia transnacional están presentes y cada día apelan a inimaginables recursos para violentar la territorialidad y los espacios soberanos.

Parte del liderazgo haitiano ha sido cómplice en diversas ocasiones de convivir y hasta auspiciar el desorden, pandillerismo y la anarquía para buscar “pescar en río revuelto”. Ellos mismos, son los responsables de destruir sus instituciones, territorio, de matar a su presidente Jovenel Moïse y hasta de arrebatarle el poco aliento de vida de sus gentes.         

¿Qué hace la comunidad internacional?

“La comunidad internacional, en particular EE. UU., Canadá, Francia y la Unión Europea, deben actuar en Haití y con urgencia. RD continuará el plan anunciado con medidas migratorias más estrictas”, expuso el presidente Luis Abinader en mensaje de Twitter el 1 de noviembre de 2021.   

En verdad, los organismos y gobiernos del mundo no miran hacia Haití, siendo la República Dominicana el único que dentro de sus posibilidades les ha tendido la mano.

¿Cuándo procederán la ONU y las potencias mundiales a mirar hacia Haití adoptando políticas económicas y sociales que mejoren las paupérrimas condiciones de vida en ese territorio?

Aunque, lógicamente, primero hay que enfrentar el desorden prevaleciente y proceder a delinear acciones que conduzcan hacia la restauración de la convivencia política e institucional.

Sólo así los haitianos levantarán la cabeza.   

Artículo de Manuel Díaz Aponte