Opiniones

EL TIRO RAPIDO

EL TIRO RAPIDO



de

Mario Rivadulla

El país espera anhelante, con gran expectación,  una buena dosis de preocupaciòn y hasta un tanto de temor el anunciado discurso del Presidente Leonel Fernández al paìs en el dìa de mañana, en que habrà de anunciar el proyecto fiscal que enviarà su Gobierno a la aprobación del Congreso.

Todos estos dìas han sido de enérgico rechazo y oposiciòn desde los diferentes litorales de la sociedad dominicana a la posible creaciòn de nuevos impuestos.  De hecho, se ha registrado una muy infrecuente coincidencia en este sentido entre los sectores màs dispares de la sociedad.  Industriales, agroempresarios, comerciantes, productores agrícolas, ganaderos, trabajadores, profesionales, la sociedad civil, las llamadas organizaciones populares, partidos de oposiciòn y todo lo que se mueve en el seno de la misma, se han manifestado contrarios a la imposición de màs cargas tributarias.

El Presidente Fernández se quejò en dìas pasados de que se estaba originando un “alboroto” anticipado, sin haberse conformado, evaluado ni dado a conocer todavìa la versión final del proyecto que presentarìa el gobierno.  No le faltaba parte de razón.

Pero hay que situarse tambièn del otro lado de la calle para comprender las aprensiones de la gente. Todos estàn contestes de que el Fondo Monetario Internacional no es precisamente una organización caritativa.  Ni Hermanitas de la Caridad ni la madre Teresa de Calcuta.  Su interés no radica en ayudar a los pueblos, sudar la camisa de la cada vez màs empobrecida clase media ni llorar las penurias de los sectores marginados. Su objetivo fundamental se  orienta a  estabilizar las finanzas de los gobiernos…para que puedan cumplir con sus acreedores y seguirse endeudando.   Todo esto en base a cálculos técnicos, muy frìos y profesionales donde solo prima la razón matemática por encima de cualquier consideración humana, social y política.

El propio gobierno se ha encargado de divulgar hasta la saciedad las presiones de que està siendo objeto por parte del Fondo para ampliar la base del ITBIS, crear nuevos impuestos,  aumentar los existentes y reducir sustancialmente los subsidios a la electricidad y el gas.  Todo esto ha provocado una situaciòn de lógica intranquilidad que van desde los sectores productivos, abocados al reto del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos y Centroamérica hasta una clase media cada vez màs venida a menos y los grupos de màs bajos ingresos en permanente lucha con su crónica miseria y falta de horizontes.

En  nada ha contribuìdo a bajar el nivel de tensión la reciente divulgación en la prensa de un indigerible coctel de opciones impositivas sugeridas por el Fondo al Gobierno, cuyo contenido, que recordemos, constituye la màs incendiaria convocatoria a una poblada de impredecibles consecuencias capaz de desestabilizar el paìs.

Mañana el Presidente Fernández tiene una oportunidad ùnica de despejar esta situaciòn de tensa incertidumbre y generalizado desaliento,  en un pueblo que en su gran mayorìa està esperando una especie de mortal garrotazo fiscal.

Para ello insistimos, deberà presentar al paìs un proyecto equilibrado, justo y moderado, hacièndolo màs potable con el anuncio por adelantado de que su gobierno adoptarà y pondrà en ejecución visible y palpable con carácter inmediato un razonable pero estricto plan de austeridad y que retomarà el plan de ahorro energético emprendido el pasado año y descontinuado inexplicablemente a partir del receso navideño.

El paìs necesita en estos momentos que los hechos acompañen a las palabras.  Que el ejemplo vaya del brazo de toda medida.  Que no se le pida a la gente màs de lo que humanamente es posible dar, sobre todo cuando se trata de seguir echando sobre sus hombros la odiosa y pesada carga de culpas y excesos ajenos.

El Presidente Fernández es hombre a  quien en todo caso se le reprocha pecar por exceso de reflexión.  De  ser asì,  resultarìa una falta muy conveniente en estos momentos para que sus palabras y las medidas que adopte sean todo lo prudentes y sabias que ameritan las presentes circunstancias.

Ojalà le dè al paìs esa grata sorpresa.  Porque para decirlo en buen dominicano,  ahora mismo el horno no està precisamente para galletitas.

2006-11-15 14:30:43