Opiniones

La otra vía

La otra vía

Por Narciso Isa Conde

El domingo 12 de agosto se realizó el encuentro convocado por un conjunto de organizaciones de izquierda para preparar las condiciones para someter a la consideración de otras corrientes transformadoras, de movimiento sociales de avanzada, de sectores cristianos revolucionarios, de asociaciones de pequeños y medianos empresarios, de movimientos ambientalistas, de corrientes feministas y nuevas fuerzas juveniles y de personas con autoridad moral y trayectorias comprometidas con la justicia, los términos de un acuerdo de unidad destinado a iniciar el proceso de creación de la otra vía: la vía y la fuerza alternativa al modelo neoliberal y a la institucionalidad decadente y corrompida que imperan en nuestro pais.

Hablo de la otra vía y no en forma caprichosa. Hablo de otro tipo de fuerza.

Después del ajusticiamiento del tirano –salvando los grandes hitos que significaron el gobierno del profesor Juan Bosch, la Revolución de Abril y el gobierno del coronel Caamaño- nuestra sociedad ha estado sometida a una sola vía y a su partidocracia.

Esa vía ha estado tutelada por una clase dominante-gobernante, que con sus debidas readecuaciones y desde sus diversas facciones, ha actuado para sí y contra el pueblo y la nación; siempre subordinada al capital transnacional y al imperialismo estadounidense.

Esta vía -impuesta durante más de cuatro décadas- es la vía de la negación de la autodeterminación y soberanía.

La vía de la corrupción de Estado, de la falsa democracia (restringida, tutelada, secuestrada y pervertida por minorías insensibles y opulentas), del empobrecimiento del pueblo y el resto de la naturaleza, de la desfachatez política, del clientelismo, del saqueo, de la explotación y exclusión de la mayoría.

Es tambien, desde hace unas dos décadas, la vía impuesta por la globalización neoliberal, con su FMI, con sus de ajustes, con sus privatizaciones onerosas, con sus impuestos al consumo, con sus áreas de “libre comercio”, destinadas a liquidar al aparato productivo nacional y a apropiarse del patrimonio del país y del mercad interno.

A esa vía le han servido en diferentes periodos –y le sirven ahora con mayores parecidos- los distintos agrupamientos de la partidocracia que hoy secuestran al Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y al Partido de la Liberación Dominicana (PLD), después de consumase en ellos los procesos de neoliberalización, balaguerización y corrupción, mediante los cuales se han igualado al podrido Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) de Balaguer.

En realidad se trata de una sola vía conducida por una especie de partido único resultante de la confluencia de esos tres componentes y de sus pequeñas y subordinadas fuerzas satélites.

Por eso he dicho que no se hace honor a la verdad cuando se presentan al PRD, al PLD y al PRSC como tres vías diferentes o cuando se habla de una “cuarta vía” al hacer referencias a las recientes disidencias dentro de esa partidocracia por razones de competencia de candidaturas y desgarraduras internas en sus equipos dirigentes.

Ni quedándose, ni separándose de esas estructuras tradicionales, los dirigentes del PLD, del PRSC, y del PRD que hablan de esa “opción” bajo el rótulo de “cuarta vía”, tienen credibilidad ganada para representar una vía diferente a la que compartieron durante décadas; sobre todo porque nunca se han arrepentido de aquellas complicidades, ni tampoco asumen propuestas distintas.

Por eso la mal llamada “cuarta vía” se está convirtiendo en una especie de camino vecinal en su propia zona residencial ricachona.

El desafío es construir la otra vía, la segunda, la que representaría soberanía, autodeterminación, democracia participativa, desprivatización a favor de la propiedad social, cárcel para lo corruptos y confiscación de sus bienes, cese de la impunidad, honestidad y poder moral, alternativa al neoliberalismo, recuperación ecología y medioambiental, igualdad de derechos entre los géneros y las razas, fin del adulto-centrismo, justa distribución del ingreso y las riquezas nacionales, solidaridad, seguridad ciudadana, bienestar colectivo y cese definitivo del reinado de la oligarquía y de la dependencia.

Esto equivale, en lenguaje político sencillo, a descartar la vía de los Leonel Fernández, Miguel Vargas, Aristy Castro (República Dominicana), Felipe Calderón(México) Tony Saca (El Salvador), Álvaro Uribe (Colombia), Oscar Arias (Costa Rica)…; equivale a descartar tambien otras rutas frustratorias como la de Lula (Brasil) y Tavaré Vásquez (Uruguay),  asumiendo con determinación una vía parecida a la de Chávez (Venezuela), Correa (Ecuador), Evo Morales (Bolivia), impregnada, claro está, de dominicanidad.

El encuentro realizado resultó un paso significativo, aunque todavía limitado, en dirección a superar trabas históricas, pequeñeces, sectarismos, desencuentros, paralelismos, pujas por principalías…, poniendo en marcha un proceso, todavía no plenamente asumido, destinado a trascender las estrechas fronteras del partidismo de izquierda. Sin precipitaciones, pero sin pausas, se puso en marcha un plan hacia un encuentro más amplio y más diverso, inclusivo de esfuerzos y elaboraciones progra máticas y metodológica que posibiliten mayores confluencias.

Nuevas organizaciones sociales e iniciativas como el Voluntariado que encabeza Guillermo Moreno participaron de este nuevo esfuerzo y expresaron su acuerdo con la nueva programación.

Pese a reflejarse una fuerte presión del tiempo electoral, la idea de la construcción del nuevo referente unitario se tornó dominante, sin desistir de la posibilidad de una intervención conjunta en ese evento del 2008, siempre que se reúnan los requisitos para un buen papel.

Ganó espacio la idea de que no se trata de aferrarse a muerte al calendario electoral y de apostar solo a ese escenario frente a la cual se ha perdido mucho tiempo y faltan acuerdos y cosas importantes por hacer, aunque todavía- así se entendió- es posible con un esfuerzo sobrehumano impactarla positivamente de alguna manera.



Quedó claro, por demás, después de la exitosa huelga general realizada hace unas semanas tenemos el reto de elevar la potencia y la calidad de las protestas sociales, garantizando el éxito de la otra huelga general que será convocada en septiembre próximo.

Se trata sobretodo de comenzar a construir progresivamente, y al compás de grandes luchas, una gran alianza político-social para un gran cambio, abriendo el abanico de la participación a todo lo transformador.

2007-08-15 13:32:44