Editorial

Harold Priego: Solo lo bueno muere joven

Por: Ramón Santana 01-27-13

Escribir unas notas para un amigo sincero que se ausenta por tiempo indefinido es un deber, más que una responsabilidad u obligación. Detesto la megalomanía, termino mas aplicado a aquellas personas que pretenden tener o haber tenido relaciones con famosos, sean estos de las áreas económica, social, militar o política. A menudo el término se asocia a una obsesión compulsiva por tener el control. Por esto soy un inadaptado ante el prototipo del «político» especialmente dominicano.

He realizado esta introducción, porque voy a dedicar las siguientes líneas a la memoria de un amigo de infancia ?por cierto famoso- , el cual indudablemente me dejó una agradable satisfacción con el solo hecho de haberlo conocido. «Boquechivo» o Harold Priego era uno de mis amigos de infancia escolar más cercano. Bueno, para ser más preciso, él, Norman Vargas (Piccolo) y quien escribe éramos prácticamente inseparables. Me imagino que quien esté leyendo estas líneas en este momento sabrá que «Boquechivo» o Harold Priego falleció días atrás (Enero 26, 2013).

Claro está, «la importancia de estas líneas se la da el poder hablar de un ser famoso». Falso!! Del Harold Priego del que deseo hablar es del que mas que famoso era un ser humano sencillamente excepcional. Un ser que nunca presumió del indiscutible nivel cultural de su familia, pues nunca conocí en él un mínimo indicio de elitista. Todo lo contrario, Harold fue un dominicano con raíces muy profundas en su pueblo y si quieren fíjense en los nombres de sus personajes caricaturescos.

Conocí a Harold Priego García-Godoy después de la Revolución del 1965. Eran los tiempos del retorno a la escuela y con toda la visión de mis padres, donde la nueva generación de los cuatro hermanos más jóvenes de mi familia debía estar revestida de un salto cualitativo en la educación. Esa es la razón fundamental por la que el destino me hace coincidir en el Colegio Calasanz con Harold.

No me tomó más de un año escolar para darme cuenta que Harold tenia todos los indicios de genialidad que adornan a pocas personas, principalmente en las artes. Ese claro dominio de poder hacer de forma natural y con extremada facilidad lo claramente difícil para la generalidad de los seres humanos. Era bien claro que su inclinación era al dibujo artístico. No había situación, buena o mala, que Harold dejara de representar o caricaturizar con el lápiz de carbón.

Después de mucho tiempo sin hablar con Harold, un día de estos me comunique con él. De esa comunicación guardo el inmenso placer de constatar que el tiempo no había pasado por Harold. El mismo trato, la misma jocosidad, la misma naturalidad, la misma genialidad y la misma cortesía. Dice Mercedes Sosa en una canción que «todo cambia» y como entendedor del proceso dialectico de las cosas entiendo a su vez que los seres humanos también somos objeto del mismo. Pero con Harold y el Profesor Bosch he podido comprobar que el carácter de los hombres genuinos cambia muy poco o de manera imperceptible.

Una pequeña anécdota para demostrar lo alejado de la megalomanía que siempre estuvo Harold. Como sabemos, como consecuencia de las negociaciones entre la OEA y las partes en conflicto, Héctor García-Godoy ?creo que tío de Harold- fue Presidente de la República en el periodo de transición entre la Revolución del 1965 y el gobierno de Balaguer resultado del matadero electoral del 1966. Recuerdo que el padre de Harold era siempre quien le daba seguimiento al desarrollo académico del mismo. En una oportunidad le pregunte a Harold lo siguiente, «Priego (como lo solía llamar), pero tu no tienes guardaespaldas como los otros? (refiriéndome a los hijos de los poderosos «Nuevos Ricos» de esos tiempos que hoy también adornan nuestro país)». A lo que me contesto mirándome con los ojos como dos medios pesos, «Que te pasa. Eso es pura bobería.»

Me gustaría cerrar estas pequeñas letras, pero significativas para mi, dejando constancia de una consideración muy personal. En 1977 Billy Joel publicó en su álbum «The Stranger» un tremendo éxito al que titulo «Only the Good Die Young» o «Solo lo bueno muere joven». Aquí lo importante es definir cuando se es joven. Pienso que la juventud esta definida fundamentalmente por el estado mental de las personas, por la forma actualizada de pensar, por lo innovadora de las mismas o por su sentido revolucionario. La historia reciente de nuestro país nos registra el caso de gente fisiológicamente jóvenes que por mantenerse atado a lo viejo, históricamente han sucumbido. Sin embargo, Bosch considerado fisiológicamente viejo, a la edad del retiro (65 años) emprendió como un joven un proyecto innovador. Creo que el caso de Harold Priego también constituyó un ejemplo innovador de emitir opinión atraves del arte. Cuando se publique la colección de sus trabajos estoy seguro que se podrá ver que sobre todo fue una persona de libre pensamiento y de independencia de criterio sobre lo social y lo político. Tan solo me queda felicitar a los familiares de Harold por el gran ser humano que vivieron y decirles que la mejor manera de recordarlo es riendo y disfrutando de sus anécdotas y trabajos, los cuales siempre estuvieron revestidos de un sublime pero a su vez profundo mensaje solo comprometido con su propia conciencia o forma de ver las cosas.

Ramón Santana. Dominicano residente en Teaneck, NJ, USA

2013-01-30 05:21:08