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Vacunas chinas traen esperanza a América Latina ante prueba moral mundial sin precedentes

diariodominicano.com

   MEXICO, 7 mar (Xinhua) -- Con la llegada del segundo lote de vacunas de Sinovac a Colombia el sábado por la tarde, once países de la región de América Latina y el Caribe (ALC) han recibido vacunas chinas, las cuales han sido llamadas por algunos países de la región como "dosis de esperanza".
   Las vacunas llegan en un momento en el que nuevas olas de brotes de COVID-19 y variantes más contagiosas están surgiendo en la región, mientras que las entregas de dosis ordenadas por los países de ALC desde Occidente han sido demoradas.
   Para cubrir la apremiante necesidad de los países de ALC en el combate a la pandemia, la ayuda de China no sólo demuestra su amistad y solidaridad de largo plazo con la región, sino que también representa su compromiso de hacer de las vacunas un bien público mundial.
   Hasta ahora, el total de casos en la región ha superado los 22 millones y los casos y muertes registrados diariamente siguen incrementándose. Lo más preocupante es la mutación del virus reportada en Brasil, un país populoso que ya ha registrado la mayoría de contagios en el continente.
   Dado que los sistemas de salud en muchos países de ALC se encuentran bajo un estrés sin precedentes, entre más pronto y más personas sean vacunadas, habrá mayor seguridad para las personas y podrán regresar a la normalidad más rápido los países.
   Por ende, desde enero, las vacunas chinas han recibido aprobación de uso de emergencia en varios países de ALC. Al llegar son distribuidas de inmediato en todos los países como parte de las campañas de vacunación masiva de grupos prioritarios.
   Desde la muy afectada ciudad de Ecatepec en México hasta la isla de Pascua, en Chile, y desde la selva de la región brasileña del Amazonas hasta Buenos Aires en Argentina, cientos de miles de trabajadores médicos en el frente de respuesta, maestros, indígenas y ancianos que son más vulnerables al virus han recibido las dosis de China.
   Un año después de que el mundo ha sido sacudido por el repentino brote de COVID-19, la humanidad enfrenta una nueva prueba: lograr inmunidad mundial.
   Durante una reunión virtual en febrero, el secretario general de la ONU, António Guterres describió la "igualdad en las vacunas" como "la mayor prueba moral ante la comunidad mundial" y dijo que la distribución ha sido "brutalmente desigual e injusta".
   Los países en desarrollo, incluyendo a los de América Latina, se encuentran obviamente en desventaja. El subsecretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Mario Cimoli, dijo que de las 6.500 millones de dosis de vacunas producidas en todo el mundo, América Latina sólo tiene 11 por ciento bajo contrato y Africa el 4 por ciento.
   El secretario de Relaciones Exteriores de México, ha pedido que se detenga la "monopolización de las vacunas" y ha pedido dar prioridad a los países con recursos limitados.
   Como un país con recursos limitados en el pasado y ahora el mayor en desarrollo, China valora su promesa de construir una comunidad de destino para la humanidad y se esfuerza por un mundo mejor.
   En el combate a la pandemia, China ha predicado con el ejemplo no sólo ayudando a otros países, incluyendo a los de América Latina y el Caribe, con provisiones médicas y equipos de expertos al inicio del combate, sino también proporcionando vacunas a los países que las necesitan.
   Además de mostrar la amistad de largo plazo entre Beijing y sus pares de ALC, la llegada de las vacunas chinas también demuestra que países con culturas y sistemas políticos sumamente diferentes pueden confiar el uno en el otro y cooperar a pesar de la distancia geográfica, además de buscar consensos en las prioridades, por ejemplo, la de poner en primer lugar la vida de las personas.